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El tiempo, a pesar de que solo fueron dos meses, logró aclarar un poco las ideas de Tao, en especial, cuando estuvo viviendo con sus hijas, ambas llenando sus días con una brillante luz, aunque veía a su marido en ellas cada día, y en especial, comprendió un poco mejor la tensión de YiFan al ser llamado constantemente, porque también fue llamado.

Todos los días un número desconocido le llamaba a su celular, gritándole insultos, o cosas como Aléjate de YiFan.”, por parte de una mujer que, claramente, era su suegra, y la única razón por la cual no bloqueó el número es porque lo mantenía oculto, y de todas formas, no sabía cómo demonios bloquearla, pero fue a mitad del primer mes, en que aquello se detuvo, luego de que él se lo contara a su marido.

YiFan había llamado cada noche, y aunque la primera llamada fue malditamente incómoda, el alfa mostró verdadera preocupación por las niñas, e incluso habló con Sophia un poco, rompiéndole malditamente el corazón cuando la menor confesó extrañarlo mucho; su marido tenía razón con respecto a todo, o bueno, al menos casi todo, sus hijas no merecían vivir así, separadas de cualquiera de ellos, porque eso solo les haría sufrir más.

Ahora, Tao suspiró pesadamente, y se pasó ambas manos por el rostro, sentado en el porche trasero de la casa, viendo a sus hijas jugar en el escarchado césped, sus maletas ya preparadas, esperando únicamente a que YiFan fuera a buscarlos, e irse a casa; no tenía los detalles, porque su marido no le comentó mucho al respecto, pero sabía que el alfa hizo algunos arreglos en China, y no le haría volver a la casa de sus padres.

—¿Ya tienes todo listo? –cuestionó Jason, sentándose justo a su lado, viendo a las niñas jugar en lo que el mayor asentía, y él formulaba unas nuevas preguntas:– ¿Hablaste con él hoy?, ¿estás seguro de lo que haces?

—¿Qué sugieres que haga? –cuestionó en su lugar, luego de haber suspirado nuevamente, intentando no entrar en pánico; durante todo el día hubo una extraña sensación en su pecho, algo que le decía que algo iba mal, y cuando YiFan no llamó para confirmar el horario en que iría por ellos, le preocupó aún más.

—¿Qué no vayas?, ¿qué encuentres a alguien más, y seas feliz?, él no se merece la oportunidad que le estás dando... Es una relación tóxica, Tao. –gruñó, más aún, eso solo enfureció al mayor, quien negó con la cabeza, y cruzó sus brazos sobre el pecho.

—Es complicado, porque aún lo amo, ¿entiendes? –cuestionó, y al ver la negación del menor, bufó.– Llevo más de veinte años de casado, y toda mi vida conociéndolo, tenemos dos hijas, y esperas que así, de la nada, diga, “¿Sabes qué?, estoy cansado de ti, y creo que debemos terminar.”, esto no funciona así, Jason.

»—Tenemos dos hijas en común, no somos humanos, somos lobos, y él es mi pareja destinada; darle esta oportunidad no solo es la solución para nosotros como pareja, sino como familia. No existe nadie mejor para mí, y si lo existiera, no dejaría a YiFan, jamás... –confesó, y el menor finalmente suspiró derrotado, asintiendo levemente.

A pesar de la confesión, meses atrás, Jason no hizo ningún avance, y no lo haría, ni, aunque este le fuera permitido, porque sus sentimientos habían cambiado, él ya no se sentía enamorado, y la verdad, creía que aquello no era amor, sino una atracción que confundió como algo más; Tao amaba a su marido, independientemente de cómo estuviera su relación, y eso no cambiaría, ni ahora, ni en los siguientes meses.

»—Él es, literalmente, el amor de mi vida... Lo amo por sobre todas las cosas, y sé que podemos pasar por esto juntos, sé que puede ser el hombre a quien amé tantos años. –agregó, y un leve sonrojo asomó en sus mejillas.– Yo lo conozco, y sé que debió estar bajo mucho estrés este último tiempo, y también sé que, de haber hablado, esto no hubiera pasado...

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora