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YiFan suspiró, por milésima vez, y observó el platillo frente a él, sin muchas ganas de querer comer, en realidad; junto a él, en la mesa, había varios miembros de la manada, al igual que viejos amigos de sus padres, en lo que era una cena después de año nuevo. ZiTao estaba sentado junto a él, habiendo terminado su platillo, en lo que se mensajeaba con alguien; Sophia rió, y se ganó la atención del omega, quien sonrió con auténtica dulzura, mientras Sulli, la niñera, intentaba hacer que el listón celeste siguiera intacto en el cabello gris de la pequeña alfa.

Su hija ya tenía seis meses, ya era toda una mujercita, y él se lamentaba no poder pasar más tiempo con ella, y su esposo; había logrado hacerse un poco de tiempo entre días, y se la pasaba en casa, intentando recuperar a su esposo, o estando con su hija.

ZiTao lo odiaba, él estaba seguro de ello, porque en los últimos dos meses, el omega apenas si le hablaba; las únicas veces en que le habló, solo fue para decirle lo mucho que odiaba vivir en esa casa, además de que él mismo le vio pelear con su madre. La mujer se había asegurado de hacer a su yerno miserable, y que éste perdiera el control de sí mismo, en el momento justo en que su hijo llegaba a casa; se aseguró de que Tao la sujetara con demasiada fuerza, sacándolo de quicio, para que su hijo lo viera, y todo funcionó perfectamente.

Ahora, el castaño tenía a un alfa como su niñero personal; Zhang le seguía a absolutamente todas partes, como si fuera su sombra, apenas dándole tiempo para estar completamente solo, cuando estaba con YiFan, y eso era muy escaso. Estaba furioso todo el tiempo, o al menos casi todo el tiempo, puesto que ahora pasaba más tiempo con su hija; yendo en contra de todo lo que su suegra ordenaba, e importándole poco lo que decía de él, cargó a su hija, la alimentó, y vistió, además de cambiarle los pañales, aun así, su suegra hirviera de la rabia.

Claro, aquello terminó con discusiones, y él pasándose un poco con su fuerza, en el momento menos oportuno; YiFan le dijo que necesitaba relajarse, y no perder el control de su lobo tan fácilmente, pero ¿acaso él era estúpido?, ¿cómo no podía ver lo arpía que era su madre?, ¿lo mala que era con él todo el tiempo?, se vio solo, teniendo únicamente a Zhang para poder desahogarse. El alfa le escuchó atentamente, y estuvo con él cuando el dolor era demasiado, y las lágrimas de puro coraje salían a flote; él lo consideraba un buen amigo.

Zhang Jie, por otro lado, durante esos dos meses, terminó por hacer lo que jamás creyó que haría cuando aceptó el trabajo: él se enamoró. ZiTao era un hombre hermoso, e inocente en algunos aspectos, sin darse cuenta de que su amigo le tiraba indirectas cada vez que podía; él había recibido órdenes específicas de la señora Wu, y estas consistían en maltratar a Tao, aprovechar que su marido no estaba en casa, y abusar de él, en alguna u otra manera, pero no podía hacerlo.

Comprendía que Tao, y el líder eran parejas destinadas, el mismo omega le había contado la historia de él, y su marido, y no quería meterse entre ellos, realmente no, pero tampoco podía evitar enamorarse del omega; ZiTao era un ser de luz, era hermoso, dulce, amable, y no se merecía todo lo que estaba pasando, ni lo que pasó años atrás. Estaba avergonzado de quien era su padre, por qué, a pesar de ser unos años menor que ZiTao, él era hijo de uno de los alfas que abusaron del omega.

¿Con quién hablas tanto? –cuestionó mentalmente, casi en un gruñido, cuando su esposo rió por algo en sus mensajes; ¿hace cuánto no escuchaba su risa?, o más aún, ¿hace cuánto que ni siquiera le veía sonreír, cuando él estaba cerca?

Con YiXing; están planeando la boda de SeHunnie, y Hannie, ¿por qué?, ¿eso también te molesta; crees que soy muy agresivo con ellos también? –gruñó, su buen humor yéndose derechito a la mismísima mierda misma, en lo que bloqueaba su teléfono, y tomaba de un solo trago, la mitad de su copa de vino.– ¿Jason también tendrá que venir?, digo, tal vez me vuelva salvaje, y quiera herirte a ti también, o a alguno de los chicos, ya que soy un omega tan horrible con tu pobre madre. –añadió con amargura, antes de terminar su copa.

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora