11. Degustación

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Muero de nervios. Le acabo de dar entrada a Maximiliano y ya no tengo idea de qué hacer ahora. Sus besos me están provocando una sensación tan agradable que no puedo evitar seguirle el paso. He estado en esta situación antes, pero nunca en mi habitación. Admito que me gusta, sin embargo, aún no me siento lista para dar el siguiente paso.

Una de sus manos acaricia mi cintura para luego subir por mi brazo y desviarse a uno de mis pechos, el cual aprieta con suavidad por encima del sostén.

—Max… —susurro mientras besa mi cuello e intenta desabotonar mi blusa.

—¿Mh? —se detiene para verme por un segundo y deja un beso casto en mi nariz—. Dime.

Humedezco mis labios antes de hablar.

—Soy virgen —confieso avergonzada.

Un breve silencio se hace presente hasta que sonríe como de costumbre.

—Eso explica por qué aún tengo los pantalones puestos —bromea—. Eres una chica muy original, Mak —besa mi frente antes de quitarse de encima.

Abotono mi blusa mientras él arregla su camisa y su chaleco de vestir. No sé qué decirle, no quiero que piense que soy una fácil.

—Ya debo irme —toma su saco antes de salir al pasillo.

Lo acompaño a la puerta.

—Max… yo quiero…

—Shh… —me calla—. No, Mak, hoy no será —me guiñe un ojo manteniendo la sonrisa coqueta.

—No iba a decir eso.

—Descansa, preciosa —abre la puerta para irse.

Después de cerrar, recargo mi espalda en la madera. Toco mis labios pensando en lo bien que se sintió acercarme tanto a él, pero me sobresalto al escuchar que tocan el timbre.

Giro apresurada para abrir.

—Deberías preguntar quién es antes de abrir, bombón —dice Max antes de darme un beso rápido.

—Pensé que ya te habías ido.

—Y yo pensé que ya estabas en tu cama durmiendo —toca mi nariz con su dedo para luego caminar.

—¿Qué pasó? ¿A dónde vas? —pregunto confundida al ver que baja el primer escalón.

—Olvidé darte un beso de buenas noches —se despide con la mano en el aire—. Hasta mañana, preciosa.

Sonrío mientras lo veo bajar por la escalera y cierro en cuanto lo pierdo de vista. Le pongo seguro a la puerta antes de correr hacia la ventana que da a la calle.

Veo a Max salir de edificio. Abre su automóvil, pero antes de entrar voltea hacia arriba para despedirse con un ademán estilo anime. Suspiro poniendo una mano en el cristal.

Hasta mañana... mi perfecto caballero.

—¿A dónde tan solita? —me estremezco al sentir unos fuertes brazos rodeando mi cintura.

Max me hace cosquillas con su barba al mismo tiempo en que caminamos con torpeza por la calle.

—Debo ir a la escuela, lo sabes.

—Bien —deja otro par de besos en mi cuello antes de enderezar su espalda—, vamos a la escuela entonces —me toma de la mano para llevarme a donde está su auto. Abre la puerta para mí y subo. 

Es todo un caballero, pienso mientras lo veo rodear el vehículo para entrar.

—Max, ¿no se supone que debes estar trabajando? —pregunto al darme cuenta de que aparece y desaparece del restaurante cuando se le antoja.

Una Pizca De Mak'x 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora