25. Jugando con Fuego

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La mirada de Max queda en Jason, quien lo observa tal y como mi padre lo hizo cuando lo conoció, con desconfianza.

—Por favor, Maky, piensa en esos dos años —pide mi ex antes de pasarle por un lado a Max—. Con permiso.

Mi novio lo sigue con la mirada hasta que supongo lo pierde de vista, porque ahora me ve con curiosidad. Espero algún tipo de reclamo, sin embargo se mantiene en silencio mientras cruza el umbral. No sé lo que está pensando y eso me pone mucho más nerviosa.

Okay, el pasado es algo que no puedo borrar, pero… este es mi presente, así que tengo derecho a preguntar —cierra la puerta a su espalda—. ¿A qué vino?

Retrocedo un par de pasos para recargarme en la barra de la cocina; no sé por dónde comenzar. Nunca imaginé que Jay volviera a buscarme.

Doy un largo suspiro para ganar unos segundos más en lo que elijo el inicio de mi pequeño cuento de hadas frustrado.

—Es una historia triste y cliché —declaro con la mirada baja.

—Yo traje la comida y tú tienes la conversación, así que… —se encoge de hombros levantando un poco las bolsas que trae consigo—, comienza desde el principio porque el final es un poco confuso.

Asiento con la cabeza. No tengo otra opción.

Pongo la mesa para que ambos comamos en el antecomedor.

Mientras comienzo a contarle a Max sobre el noviazgo de dos años que tuve con Jason, intento omitir los detalles de nuestros encuentros semi-íntimos, aunque no funciona del todo. Mi novio no es nada tonto y lo relaciona en seguida. Nunca se le escapa nada. No entiendo cómo lo hace. A veces creo que es detective privado o policía.

Suspira con fuerza en cuanto finalizo mi breve historia y continúa observándome con demasiada atención. Sus ojos recorren todo mi cuerpo antes de detenerse en los míos.

—¿Terminaron su relación cuando él se fue, o tú la diste por terminada? —interroga recargando por completo su espalda en el respaldo de madera.

—Yo lo terminé cuando me dijo que se iba.

—¿Y la promesa que te hizo?

Paso el bocado que recién comí para después beber un poco de agua.

—Eso lo prometió en una carta que me escribió el día que se fue —explico—. Vino muy temprano, y como no le abrí ni le contesté las llamadas, la deslizó bajo la puerta.

—¿Aún sientes algo por él? —pica un trozo de carne asada para luego meterlo en su boca.

Niego con la cabeza.

—Lo nuestro nunca tuvo futuro. Es obvio que si su madre me vuelve a ver con él pondrá el grito en el cielo —como mi último bocado.

Okay —dice suspirando—. Mañana me acompañarás a la central y de camino veremos los alrededores para buscar un nuevo lugar donde puedas vivir más tranquila.

Comienzo a toser y tomo rápido una servilleta para limpiarme la boca.

—Guarda los dramas para el futuro, preciosa —me da palmaditas en la espalda—. No voy a permitir que tu ex novio venga cada vez que quiera para entrar como perro por su casa.

Lo mal miro.

—Mudarme no va a ser tan fácil, Maximiliano —sentencio disgustada al ver lo fácil que se le hace todo—. Recuerda que no tengo dinero suficiente para hacerlo ya.

—Pretextos.

—¿Qué dijiste? —cuestiono al ver que duda de mí y se cruza de brazos tomando esa pose arrogante que me choca ver en él.

Una Pizca De Mak'x 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora