64. Recapacitar

302 23 1
                                    

—No entiendo por qué mi papá es así. Por más que lo intento, no alcanzo a comprender su manera de actuar —me desahogo mientras Max me abraza.

Él solo escucha, no hace ningún comentario al respecto, lo cual agradezco, pues a pesar de haber retado a mi padre, le guarda el mínimo de los respetos por mí.

Con el dorso de mis manos vuelvo a limpiar mis lágrimas.

—No me gusta verte así, Mak —pasa sus pulgares por mis mejillas—. Mira nada más, ya pareces mapachito —besa mi frente con ternura.

—Gracias por no dejarme sola —me refugio otra vez en sus brazos.

—Tranquila, siempre voy a estar para ti.

Vuelvo a sonreír después de tanto llorar. Max siempre me hace olvidar los momentos tristes o tensos. Es el hombre más compresivo del mundo.

—¿Te sirvo más té? —ofrece frotando mi espalda.

Siempre tan amable.

—No, gracias, ya me siento un poco mejor.

Okay, entonces ve a descansar. Yo me hago cargo del desorden.

Sacudo la cabeza.

—No, antes quiero que me digas, qué fue lo que te hizo, porque no entendí mucho.

Max pega mi cabeza a su pecho.

—Eso ya no tiene importancia. A final de cuentas nada salió como él esperaba —sentencia enredando un mechón de mi cabello en su dedo.

Levanto la cara sin apartarme de su cuerpo y lo miro.

—Por favor, cuéntame.

Deja salir un gran suspiro.

—Solo dijo que no me acepta.

Tuerzo la boca volviendo a recostar la cabeza en sus pectorales.

—Trajo unas fotos —le digo al verlas en la mesita de centro—. Intentó persuadirme con ellas para que me aleje de ti.

—Sí, es lo que veo —besa mi cabello—. Espero me disculpes por lo de esta tarde. No volveré a contratar niñeras.

Río unos segundos.

—Lo había olvidado. Gracias por recordármelo —le doy un besito en la boca—. Mañana volvemos al modo solitario.

Su entrecejo se frunce.

—No, ¿por qué?, si ya estamos bien.

Empiezo a reír por la cara de preocupación que pone.

—Es broma, cachorrito.

Entrecierra los ojos.

—Esas bromas no me agradan, Mak.

—Mmmh… mejor ya me voy a dormir, ya es muy tarde para discutir —me levanto del sillón, pero me jala para sentarme en sus piernas.

—No hagas berrinche o tendré que…

—Hoy no, Max, no estoy de humor —me despido con un beso de buenas noches antes de ponerme de pie—. Hasta mañana.

—Mak —me llama y volteo—. ¿Puedo dormir contigo?

Asiento para luego ir a mi habitación. Ha sido un día largo y desgastante. No me siento con ánimos para intimar con él. Sé que lo comprenderá.

El sonido del teléfono me despierta, pero ni así abro los ojos; tengo muchísimo sueño. Busco a tientas en la mesita de noche hasta que lo encuentro. La luz brillante de la pantalla me lástima en cuanto intento verla. El nombre de Jenny me hace reaccionar al instante.

Una Pizca De Mak'x 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora