Busco a tientas a mi mujercita, pero por más que me muevo solo encuentro otra almohada. Gruño con la cara pegada al colchón; olvidé que estoy en mi casa.
Ayer mi madre me pidió volver después del trabajo, ya que papá salió de viaje y volverá hasta el lunes. Le pedí a Makena que viniera conmigo, pero se negó. Argumentó que debemos ser prudentes; no quiere molestar a mis padres, en especial a mamá, pues se preocupa mucho cuando no llego a dormir.
Me acomodo boca arriba al escuchar que llaman a la puerta.
—Adelante.
—Buenos días —entra mi madre ya cambiada para comenzar su día—. ¿Cómo amaneció mi niño sonriente?
—Bien, ¿tú?
Se inclina para darme un beso en la frente. No me molestan sus demostraciones de afecto, aunque a veces me da la impresión de que nos sigue viendo como niños pequeños a pesar de ser ya hombres adultos.
—Muy bien, mi vida —acaricia mi cabello desordenado antes de tomar asiento a mi lado. La noto sospechosa.
—¿Qué sucede?
—Nada, solo vine a darte los buenos días.
Mh…, su mirada y el tono extra cariñoso me hacen sospechar aún más de ella.
Frunzo un poco el ceño y su sonrisa se amplía.
—Ma’, ya dime ¿qué pasa?
Suspira mientras desliza su pulgar por mi mejilla.
—No puedo creer que mi niño sonriente ya esté sentando cabeza.
Aquí vamos de nuevo…
—Ma’, no mal interpretes las cosas. Makena y yo solo somos novios, no estamos comprometidos —le explico por tercera vez, porque sigue sin entender.
—No importa cuanto lo niegues, te conozco a la perfección —insiste—. Sé muy bien que Makena se ha vuelto alguien muy especial en tu vida —aprieta mi barbilla de forma cariñosa.
—Sí, lo es, pero…
—Pero nada —me interrumpe—. Puedo verlo en tu mirada. Desde que ella apareció has cambiado mucho. Ahora te ves más alegre, ya no chocas los autos, incluso discutes menos con tu padre —agrega manteniendo la alegría—. Deberías invitarla a pasar un fin de semana con nosotros, para conocerla un poco más.
Lo sabía.
—Hummm…
—Anda, no te hagas el difícil —pica mi abdomen con su dedo provocando que lo contraiga—. Invítala este fin de semana. Podemos preparar algo entre los tres y así conversar mientras lo hacemos, ¿eh? ¿Qué dices?
Asiento a pesar de no estar del todo de acuerdo.
—Bien —la veo ponerse aun más feliz—, pero nada de hablar sobre compromisos, boda o bebés. ¿De acuerdo? —le advierto y hace puchero como Makena hace a veces—. Ma’…
Tuerce la boca inconforme, pero es eso o nada.
—Eres igualito a tu padre —se cruza de brazos—, siempre restringen mis temas de conversación.
¿Por qué será…?
Suspiro.
—Mamá, comprende por favor. Es muy incómodo cuando comienzas hablar de compromisos a corto plazo —acomodo las manos detrás de mi cabeza—. Por ahora me encuentro disfrutando de mi noviazgo. No quiero ilusionar a Makena con un compromiso. Es muy pronto para algo tan serio.

ESTÁS LEYENDO
Una Pizca De Mak'x 📖
RomanceMakena O'donnell es una universitaria que está por concluir la carrera de gastronomía. Una chica semi-independiente que sueña con viajar a Francia D. para aprender de los mejores chef reposteros, para así lograr su meta más anhelada: abrir su propia...