68. Razones

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Cabeceo mientras intento seguir leyendo una revista que compré la semana pasada, por recomendación de Briana.

Leo por tercera vez el mismo renglón.

29. Lo único que le interesa cambiar de su mujer es el apellido”.

Cierro la revista y la dejo a un lado del sillón.

Max no piensa de esa manera, él es diferente a los otros chicos. No está en sus planes casarse. Lo del bebé solo es un pretexto para mantenerme aquí.

—¿Qué pasa, hija? ¿Estás aburrida?

Me levanto rápido al escuchar la voz de mi papá.

—No, no es nada —tomo su mano con cuidado pues aún está canalizado al suero—. ¿Cómo te sientes?

Sonríe con naturalidad.

—Mucho mejor. Espero que el médico ya me dé el alta, porque aborrezco estar metido en la cama todo el día —intenta sentarse mientras sigue quejándose.

Quiero detenerlo, pero se pone necio.

—Papá, debes permanecer tranquilo y en reposo —termino ayudándole para evitar que se disguste, aunque de nada sirve—. No comiences hacer corajes o tu presión volverá a elevarse.

—No estoy tan viejo, Maky, aún puedo…

—Toc-toc —la voz de una mujer nos interrumpe—. ¿Se puede pasar?

El sueño se me va al ver a Nichole en la puerta con un abrigo azul marino que le hace lucir como toda una dama de sociedad.

—Claro… pasa.

Entra con un pequeño ramo de flores azules.

—Hola, Maky —me saluda de beso y abrazo—. Solo quise pasar a saludar antes de ir al trabajo —habla con un tono dulce para luego entregarme el pequeño arreglo—. Son para tu padre. Espero que alegren un poco su día.

Miro a papá de reojo; está igual de sorprendido que yo.

—Gracias, no te hubieras molestado —sonrío nerviosa y me aparto un poco al ver que se fija en él—. Papá, ella es Nichole Raider, amiga de Maximiliano.

Ella es la primera en darle la mano y por dentro ruego para que él no la trate de forma grosera.

—Es un placer, señorita —estrecha su mano.

—Espero que se recupere pronto, señor O’donnell.

Papá no deja de verla ni por un segundo.

—Gracias, es usted muy amable —responde con tono agradable—. Por favor, tome asiento, no se quede de pie.

Intento no reír al ver a mi padre tan cortés y pongo las flores en la mesa de al lado.

—Oh, no se preocupe. Como ya le dije a Maky, solo pasé a saludar y desearle una pronta recuperación —repite ella tomándome de la mano—. Si necesitas algo, no dudes en llamar.

No sé qué decir, me asombra la atención que tiene para con mi padre.

—Te lo agradezco mucho, pero espero que pronto le den de alta.

Me abraza para despedirse.

—Irin está afuera —susurra en mi oído dejándome como estatua para luego despedirse de mi padre.

¿La mamá de Max?, miro la puerta nerviosa. Dios.

—Hasta luego, señorita Raider —papá se despide antes de que ella y yo salgamos de la habitación.

Una Pizca De Mak'x 📖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora