Ahora que papá ha vuelto a casa con Marlon y Jenny, me siento mucho más tranquila y, hasta cierto punto, feliz, pues por fin ha dado una pequeñísima señal de aceptar a Max. Sé bien que será un proceso largo para los tres, pero está bien, porque solo llevamos un año de novios. Solo espero que conforme pase el tiempo, papá lo trate mejor.
—¿En qué piensas, preciosa? —pregunta mi novio mientras conduce.
—En lo que dijiste de mi padre.
Me mira por un segundo y se orilla para detener el vehículo más adelante.
—Mak, sé de sobra que tu padre es un sujeto bastante especial. Sin ofender —aclara al ver el gesto que hago; no me gusta que hablen mal de él—. Como ya te había mencionado antes, yo no busco su aprobación. Si él me acepta, bien, pero si no, a mí no me afecta en lo más mínimo.
Me duele que lo diga de esa forma, aunque la verdad, papá se ganó a pulso ser ignorado por Max y hasta por mí.
»Solo me interesas tú y tu hermanito me cae bien.
Lo agarro de la mano; eso me hace feliz.
—Gracias por todo lo que has hecho por mí. Lo aprecio mucho en verdad —le doy un beso en la mejilla, sin embargo le es insuficiente, así que terminamos por darnos un dulce beso en los labios.
—Mmm… creo que te voy a robar —echa andar el motor de su auto.
—No, Max, necesito ir a casa. Quiero cambiarme de ropa. Además mañana debo ir a trabajar, no quiero acumular faltas.
Chasquea la boca.
—No te preocupes, ya hablé con Alexander —dice con la mirada en el camino—. Le envié imágenes de la incapacidad que le dieron a tu padre. Las tomará como justificante.
—Pero…
—Solo se las envié, él fue quien decidió justificar las faltas —me interrumpe—. Ahora no tuve nada que ver —sonríe mostrando los dientes como si hubiera hecho alguna travesura—. Excepto por lo del otro día.
Lo mal miro.
—Por eso te dije que no interfirieras en mi vida laboral —me cruzo de brazos y volteo hacia el lado contrario para no ahorcarlo.
Yo también tengo la culpa por empezar la discusión, refunfuño al pensar en la cantidad que me descontarán. Menos dinero para mi alcancía.
—Lo lamento —dice—. Prometo comportarme mejor la próxima vez.
—¿Qué? —frunzo el entrecejo—. Ni lo sueñes, no habrá una próxima —sentencio—. Si vuelves a ir será para ver a tu socio, no a mí.
Tuerce la boca y murmura quien sabe qué.
A veces parecer un niño, Maximiliano. Ahora entiendo por qué a tu papá le gusta que te corrija.
Pestañeo con rapidez ante aquel pensamiento, pues lejos de parecer una queja, hay algo más que no había notado antes.
Corregir y reprender, no es algo que haga muy a menudo, pero Max siempre provoca eso en mí. Su madre lo hace a veces, pero su padre… oooh, sí que lo hace, y con frecuencia.
Maximiliano es un caballero educado y amable, aunque en ocasiones es también muy rebelde e instintivo. Como un cachorrito al que tienes que reprender en el momento justo, para evitar que siga haciendo de las suyas.
Sonrío al ver los pucheros que viene haciendo. No puedo evitar derretirme. Esa pizca de ternura y sensibilidad siempre la mantiene oculta bajo su imagen de macho alfa exigente.
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Una Pizca De Mak'x 📖
Roman d'amourMakena O'donnell es una universitaria que está por concluir la carrera de gastronomía. Una chica semi-independiente que sueña con viajar a Francia D. para aprender de los mejores chef reposteros, para así lograr su meta más anhelada: abrir su propia...