ғɪᴊᴀᴄɪᴏ́ɴ ᴏʀᴀʟ

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(Según Freud, los impulsos de placer que buscan los niños -y que se rigen por el Ello- se centran en un área diferente del cuerpo, llamados una zona erógena, en cada una de las cinco etapas de desarrollo: oral, anal, fálica, de latencia y genital. La fijación oral consiste en obtener placer mediante este medio pese a haber pasado esta etapa al correr de los años)
***

-Joaquin hace mal lamerse los labios tan seguido ¿Por que no mejor me lames a mi?-
...

Joaquín lamió sus labios cuando el mayor entró a su habitación cerrando la puerta de un golpe brusco. Con los brazos cruzados y el pelo rizado que hacía que Joaquín frunza el ceño por el destello que reflejaba en él, lo miró seriamente.

-Joaquin - Soltó haciendo a Joaquín mirarlo seriamente. -Tenemos que hablar-

El castaño vió como el mayor tomaba la silla de su escritorio y la arrastraba para quedar frente a él, sentado en la cama miró atentamente a Emilio sentarse en esta y apoyar su espalda contra el asiento, abriendo levemente las piernas.

-Joaquin lo miró y mordió su labio inferior.

-Estuve viendo nuestras presentaciones- Soltó Emilio volviéndolo a traer a la realidad.

-¿Y?- Cuestionó con voz ronca sentándose bien para verlo de frente.

-¿Tienes algún tipo de fijación oral?- Preguntó haciendo que Joaquín dejara de jugar con su lengua.

-¿Qué?- Cuestionó confundido lamiendo sus dientes desde dentro.

-En todas las presentaciones lames tus labios, los muerdes o sacas la lengua- Dijo tranquilo acomodandose mejor en la silla.-¿Tiene algún tipo de fijación oral?- Preguntó viendo el sonrojo del menor.

-No, Emilio- Dijo serio pero lamió sus labios al tragar, haciendo al mencionado reír. -¿A que viene esto?- Preguntó frunciendo el ceño.

-A que...- Se incorporó en la silla acercándose a él, poniendo sus codos en sus rodillas y entrelazando sus manos entre las piernas ajenas. -Yo tengo una fijación con su boca- Joaquín abrió los ojos de par en par. -No dejo de imaginar lo bien que se vería rodeando mi polla-

-¡Sal de aquí, maldito pervertido asqueroso!- Gritó Joaquín arrojandole una almohada que el mayot atrapó con una mano arrojandola al piso y saliendo del cuarto mientras soltaba una enorme carcajada.

-Solo digo, pequeño..- Giró al sentir como lo empujaba fuera de su habitación. -Que lamerse tanto los labios, los reseca- Se apoyó en el marco de la puerta y lo miró desde arriba. -Si algún día quiere lamer otra cosa, me llamas-

-¡Sal de aquí!- Le gritó cerrando la puerta en su cara. -Joder, que niño-

[°°]

Los miembros se habían ido a visistar a sus familias, Joaquín no quería ir a Guadalajara y Emilio no tenía realmente ganas de viajar, así que ambos se quedaron ese fin de semana libre en el departamento.

Emilio estaba terminando de comer sopa y dejó el plato en la mesita de centro de la sala frente al sofá en el que estaba sentado cuando oyó a su pequeño caminar hasta ahí.

Emilio le quitó el volumen a la televisión al ver que Joaquín se sentaba en el sofá contiguo a donde estaba él. Se sentó contra el respaldo y lo miró curioso, pero una risita escapó entre sus dientes cuando vió como el menor lamía sus labios.

-¿De que te ríes?- Preguntó con el entrecejo fruncido mirando al mayor.

-Que te he dicho que lamerse tanto los labios hace mal, pero tu fijación oral no lo deja detenerse- Sonrió de lado al ver como las mejillas ajenas se teñian de rojo.

Utopia ||•Emiliaco/ Libro I [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora