ᴀ́ɴɢᴇʟ ° ᴘᴀʀᴛᴇ 1

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Advertencia ⚠️
Si usted es católico, no lea este capítulo, por su seguridad.

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-No todos los angeles son buenos-
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Primera parte

Joaquín lo acorraló contra la pared de la iglesia besandolo lentamente. El Padre Emilio lo alejó confundido y algo asustado, sus ojos abiertos de par en par y su respiración agitada ¿Como aquél adorable niño se atrevia a hacer semejante cosa?

-Lo siento, niño, soy un Padre no puedo pecar sucumbiendo a tus deseos- Dijo llevando un mechón de sus largos cabellos tras su oreja.

-Deberia explicarle el porque de mis acciones en un lugar más privado- Tomó la mano del Padre y comenzó a caminar por la iglesia como si supiese de memoria el recorrido.

El Padre se sorprendió al ver como llegaban a su habitación y el niño esperaba a que le abra. Algo confuso, sacó el collar con la llave de su cuello y abrió el cuarto. Necesitaba explicaciones.

-Sientese- Pidió el niño de cabellos castaños señalando su cama. Emilio obedeció confundido y fijó su mirada en el niño de unos aproximados quince años que de frente a él, comenzó a desabrocharse la camisa.

-¡¿Qué haces?!- Cuestionó intentando cubrir la imagen.

-Escucheme, Padre Emilio - Dijo el niño.-Soy, Joaquín, un enviado de Dios- Se volteó, dejando caer su blanca camisa y liberando unas alas translúcidas.

-¿Y a qué vienes?- Preguntó algo atónito.

-Me han dicho que hay alguien en esta iglesia que tiene pensamientos impuros recurrentes- Susurró arrodillándose entre sus piernas.- Vengo a liberarlo de ellos-

-¿Y cómo lo hará?- Pregunto viendo como le ángel pasaba su mano por el interior de su muslo.

-Un orgasmo-Dijo mirándolo a los ojo.- Un orgasmo de las manos de Dios liberará tu mente-

-¿Tendremos sexo?- Preguntó el Padre confundido.

-Es hacer el amor a los ojos del señor- Se incorporó, poniendo una rodilla entre sus piernas y su mano en su hombro para darse espacio y lograr sentarse en sus piernas.- Es su voluntad-

-¿Por qué?- Pregunto con la respiración ajena sobre sus labios.

-No haz hecho nada malo, eres un buen hombre- Pasó su mano por sus cabellos.- Pero seguir así, esos pensamientos insanos atentan contra ello-

-De acuerdo- Lo tomó por la cintura.- Acepto la liberación-

El ángel unió sus labios en un profundo beso. Emilio fue arrojado a la cama mientras sentía su miembro endurecerse por el tacto. Joaquín movía su cadera generando fricción contra el Padre que jadeo ante aquél tacto.

Joaquín pensó que los años de castidad tal vez lo tenían desesperado, puesto que lo tomó y lo empujó contra la cama. Bajó sus besos por el cuerpo blanquecino del ángel hasta llegar a aquellos pantalones blancos ajustados, los cuales le quitó abruptamente.

-No tengo ni lubricante ni condones- Dijo Emilio luchando con los zapatos ajenos.

-Lo suponía, estoy hecho a tu gusto y placer- Dijo bajando la mirada cuando logró quitarle la prenda. -No necesito lubricación, no es un cuerpo completamente humano-

El Padre asintió quitándose la camisa y el azacuello para volver a besarlo. Joaquín estaba sorprendido por el cuerpo que se cargaba el Padre, esperaba encontrarse con un viejo descuidado, pero cuando entró a la iglesia y vió como miraba a un joven buscando los confesionarios, no hizo falta más investigación para saber que él era el alma a la que debía liberar.

Utopia ||•Emiliaco/ Libro I [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora