¿ᴅᴇsᴛɪɴᴏ?

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¿Cuales son las probabilidades de encontrarte al amor de tu vida durante tus vacaciones en París?
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Puta mierda.

Joaquín estaba fatal y se notaba en su rostro. Ahorró toda su vida para poder tener unas cortas vacaciones en París y la decepción que se llevó era plausible.

La gente era aburrida, no lo ayudaban con nada, la torre Eiffel no era nada del otro mundo, prefería mil veces la comida mexicana y los chicos no eran tan atractivos como le decían las películas.

Había sido un desperdiciar de dinero, definitivamente.

Tendría que haberle hecho caso a Emilio y haberse ido a Nueva Zelanda.

Pasó sus manos frustrado por su cabello castaño al recordar al rizado. Estaba sentado en el suelo del balcón del hotel, viendo a la estupida torre Eiffel encendida durante la noche. Le tendría un rencor injustificado a aquella torre por el resto de su vida.

Cuando Emilio le advirtió que no sería tan bueno como las películas, creyó que era solo una manera de evitar que use su dinero en eso.

Emilio era hijo de padres con bastante dinero, tal vez no millonarios, pero se podían dar lujos importantes. Joaquín creyó toda su vida que el mayor era un niño mimado que no conocía el significado del dinero, pero cuando le dió una charla de dos horas sobre porqué debía usar sus ahorros para ir a una buena universidad en lugar de un estupido viaje a Paris, debió darse una idea de que no era así.

La primera vez que lo vió, fue en las inscripciones para su primaria. Sus padres fueron a firmar los papeles y los de Emilio a ver las instalaciones. Jugaron hasta que llegó la hora de partir y Bondoni estuvo toda la primer semana de clases esperando a encontrarlo.

Para cuando lo volvió a ver, tenían quince años y entraban a la preparatoria. Costó que se reconocieran, pero el mayor acabó explicandole que sus padres no consideraban esa escuela lo suficientemente apta para él.

Emilio había terminado en la preparatoria pública tras una discusión con su madre de que sus compañeros de secundaria eran insoportables y se burlaban de él por ser bisexual.

Joaquín suspiró resignado apretando sus piernas contra su pecho. Emilio había sido una parte muy importante en su vida pese a no haber estado en ella más de tres años.

Comenzaron una relación poco después del reencuentro. La primera vez de Joaquín fue con él y no se arrepentía de nada, ni de haberle dado su virginidad ni de haberse enamorado de él.

De pequeño, tenía una fotografía de la torre Eiffel enmarcada en su cuarto. Era la foto con la que venía el cuadro que le regalaron a sus padres cuando el nació para poner su primera fotografía, pero cada vez que intentaban sacarla para reemplazarla, Joaquín gritaba y lloraba. Así, hasta día de hoy, el marco mantiene la fotografía genérica de la torre Eiffel.

Cuando le contó la historia a Emilio, poco después de que empezaran a salir, el mayor rió y lo besó con ternura, conmovido por la historia. Pero su actitud cambió cuando le dijo que sus ahorros eran destinados a realizar aquél viaje.

Fue la razón de la mayor parte de sus peleas. Que "¿como puedes guiar tu vida por algo tan superficial?", que "¿Acaso no piensas en tu futuro?", que "Yo te pago el viaje, eso úsalo para estudios", que "Tienes un gran potencial para desperdiciarlo en un capricho infantil".

Joaquín amaba la preocupación que le dedicaba Emilio, pero al mismo tiempo, odiaba que le diera sermones sobre el manejo de su dinero cuando él podía hacer un berrinche y que sus padres le dieran lo que quería.

Utopia ||•Emiliaco/ Libro I [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora