ᴄᴏᴍᴇ ʜᴇʀᴇ

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-Extrañaba sentir tu piel sobre la mía-
...

Emilio era un soberano idiota.

Y todos lo sabían, bueno, tal vez no Diego.

Joaquín Bondoni y Emilio Marcos habían terminado su relación ya hacía seis meses. Seis meses en los que Joaquín jamás se arrepintió de haber acabado con eso.

Llevaban dos años cuando ocurrió, dos años en los que Joaquín aguantó engaños y maltrato psicológico por parte del mayor. Dos años donde escuchó con oidos sordos a sus amigos advertirle de lo mal que estaba su relación. Joaquín no era estupido como para no saber que Emilio lo engañaba, pero si para seguir amandolo pese a eso.

Su colmo fue el día que llegó al departamento que compartían por ir juntos a la universidad, y encontrarlo follarse a un compañero de esta en la mesa de la cocina.

Emilio nunca negó todas las acusaciones de Joaquín.

Pero ahora el pobre de Diego sufría lo mismo que él hace seis meses. Y le valía. Diego Valdés siempre lo trató como si fuese escoria. Actuaba dulce y tierno cuando estaban con Emilio, y luego mostraba su verdadera cara. Actitud condescendiente junto a insultos disfrazados eran el pan de cada día en su relación de "amigos".

Algo dentro de Joaquín se estremeció de felicidad el día que Emilio estaba besandolo en el pasillo de una disco.

Joaquín no quería volver con él, para nada, de hecho, estaba viendose con Royer, un agradable compañero de su clase de semiología, pero no eran nada, aunque Joaquín estaba seguro que Roy si sería un buen objetivo para su amor. Pero le vibró el corazón de saber que Emilio estaba engañando a Diego con él. El karma dicen.

Y también le hacía sentir tan bien estar con Emilio.

Su cuerpo lo enloquecia, su tacto, su piel, todo.

Joaquín estaba seguro que todos sus orgasmos tendrían grabado el recuerdo de Emilio Osorio en él.

Y no sin ganas, estaba yendo a un motel donde se encontraría con su ex novio. Donde tendrían sexo sin emociones más allá de la pasión y la adrenalina.

Joaquín se sentía tan feliz de no ser el pobre engañado en la ecuación.

-Emi- Susurró al verlo de espaldas, con su campera de cuero y el cigarro en la mano.

-Joaco- Le sonrió como si nada hubiese pasado. -Dame dos minutos y entramos-

Joaquín vió como la colilla del cigarrillo volvía a sus labios y suspiró recordando su dulce sabor mezclado con el del cigarro.

-Te haz cortado el pelo- Dijo viendo como el pelo de Emilio estaba mucho más corto desde su última aventura, inclusive un lado rapado, haciendole preguntarse si habrá sido una decisión propia.

-Si- Golpeó el cigarro para que caiga el excedente quemado y lo volvió a llevar a sus labios. -No me gusta-

-Te queda bien- Dijo rápidamente. -Todo te queda bien-

Se sonrieron en silencio.

Sabían que Joaquín realmente creía eso.

[°°]

Cuando Emilio cerró la puerta de la habitación, y sintió sus manos en su cintura y su respiración en su cuello, recordó cada vez que su suave piel había acariciado la suya.

Joaquín pasó sus manos por su nuca y lo jaló para besarlo profundamente mientras el mayor lo guiaba hasta la cama. Cayó sobre ella con la respiración agitada, viendo como Emilio se deshacía de su ropa hasta quedar en boxers.

Utopia ||•Emiliaco/ Libro I [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora