ᴇxʜᴀᴜsᴛᴇᴅ

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-Yo haré todo-

...

Emilio sintió todos sus músculos arder como el maldito infierno, sus huesos amenazaban con romperse y el sudor le erizaba la piel.

  Se maldecía a si mismo por haber vuelto al gimnasio.

Una hora de ejercicios le dejaban el cuerpo más destrozado que casi diez que le dedicaba a los ensayos;  y ahora que les ha sido dado unos días libres, el muy imbecil había tomado más horas en el gimnasio.

Al principio convenció a Joaquín de acompañarlo, llevaban saliendo unos cuantos meses y se le hizo linda la idea de que el menor lo acompañe y le lleve agua y toallas mientras hablaban de diversas cosas haciendole más amenas las horas que pasaba allí, pero Joaquín fue dos  días a entrenar con él, dijo que ya estaba contento con su culo luego de unas cuantas sentadillas, y se fue. 

Así que, ahora, Emilio estaba entrando al departamento arrastrando los pies y suspirando cansado. Saludó a Emmanuel que estaba en la cocina y siguió de largo hasta su habitación, cayendo destruido sobre la cama y con sus largos cabellos cubriendo su rostro. 

-¡Al fin llegaste! - Dijo Joaquín saliendo del baño de la habitación.

  -Hola, bonito- Susurró dándose la vuelta para quedar boca arriba. 

-¿Estás muy cansado? - Preguntó caminando hasta quedar a su lado y poder sentarse de rodillas en la cama.

-No te das una idea de cuanto- Respondió suspirando.

-Deberías hacer menos ejercicio, ya tienes un cuerpo de infarto- Dijo Joaquín metiendo la mano por dentro de la camisa del mayor.

  -Sabes que no es solo por eso, amor- Le sonrió cansado.  -Y no me toques que estoy todo sudado-

-Lo sé, lo sé- Rodó los ojos.  -Te distrae y libera tu mente, lo sé, pero no te sobre esfuerces ¿Si? - El rizado asintió con los ojos cerrados. -¿Sabes algo? - Dijo subiéndose a las piernas del mayor.  -Yo también he estado haciendo ejercicio-

-¿Ah si? - Preguntó sonriendo de lado y llevando sus manos a su nuca para ver mejor la imagen de su novio solo con una de sus camisas, sentado sobre él. 

-Te contaré una cosa- Le sonrió sentándose sobre su miembro.  - Me he comprado un juguetito ya que me tienes tan abandonado-

-A ver, muestrame- Pidió sonriendo.

-Lo tengo dentro- Le sonrió inclinándose sobre él.  -No es necesariamente pequeño, pero luego de tu polla, nada me llena-

-Que sucio hablas, bonito- Susurró sobre sus labios. 

-Te quiero dentro- Murmuró moviendo su trasero, él sintiendo más el juguete en su interior y Emilio sintiéndose apretado.

-No tengo fuerzas para follarte- No mentía, su cuerpo seguía ardiendo.

-Solo necesito tu polla dura, tus labios suaves y tus manos fuertes- Susurró bajando las manos por su pecho hasta el final de su camisa para comenzar a subirla y lograr sacarsela. -¿Me dejas?-

Emilio gruñó bajo al sentir la boca de su novio en su cuello y las manos en sus músculos.

-¿Estás muy caliente, verdad?-

-No te das una idea de cuanto- Citó al mayor haciéndolo reír. -Me he pasado la tarde viendo compilaciones tuyas en el escenario y me he quedado con tantas ganas que me he metido esta cosa pensando en ti-

-Pues haz lo que quieras, soy todo tuyo- Susurró lamiendo sus labios.

Joaquín sonrió de lado y arrojó su camisa lejos, para luego ponerse de pie y darse la vuelta. Se inclinó para deslizar su ropa interior hasta dejarla en el suelo y dejar a la vista un diamante violeta que servía como tope en su trasero.

Utopia ||•Emiliaco/ Libro I [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora