ᴅᴇᴠɪʟ ° ᴘᴀʀᴛᴇ 2

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-No todos los demonios son malos-

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Segunda parte

-Déjame volver a follarte-

-¡¿Estás loco?!- Gritó el ángel siendo acorralado contra la pared. -Estoy trabajando!-

-Lindo trabajo te cargas- Dijo bajando su rostro para quedar a la altura del castaño. -Vamos, luego vas a hacer tu trabajo, y luego vuelves a caminar entre nubes y tener del sexo aburrido de ángeles-

-No es aburrido- Si lo era.

-Vamos, a penas si se siente- Lo volteó y comenzó a susurrarle al oído. -Apuesto a que este ha sido tu mejor orgasmo y ni siquiera te he hecho lo que quería-

-Emilio...- Gruñó en reproche.

-Vamos, tu señor y mi señor se juntan los domingos a jugar al ajedrez, no crees que ¿Tener sexo con un demonio una vez sería interesante?- Dijo sonriendole y dejando ver sus marcados colmillos.

-Ya lo he hecho- Dijo viendo sus cuernos.

-No me haz dejado guiar- Lamió su cuello. -Vamos, nadie se enterará-

-El señor lo sabe todo- Susurró sintiendo su miembro endurecerse.

-Lindo, el Señor te ha enviado a follar con un sacerdote ¿Realmente crees que está en su gran sofá viendo esto?- Preguntó sonriente. -No debe querer ver a su ángel desnudo saltando en la polla de un Padre y gimiendo su nombre-

-Cierra la boca y follame- Ordenó comenzando besarlo.

Joder.

Sintió el miembro duro del demonio contra su trasero y sus manos marcándose en su cintura. Emilio pasó sus besos desde sus labios a su barbilla y cuello, donde se dedicó a besar y morder la zona dejándola algo roja. Bajó sus labios por su espalda, entre las alas y más abajo, quitó los boxers de un rápido movimiento y comenzó a besar su trasero dirigiéndose a su entrada.

-¿Que haces?- Preguntó entre suspiros de excitación. -No necesito prep...¡Ah!-

Emilio había metido su lengua en su interior haciéndolo gritar. Era una sensación que nunca había experimentado, se sentía tan malditamente genial.

Emilio sonrió de lado al ver las alas ajenas tener un pequeño espasmo y comenzó a mover la legua dentro de él.

Hecho a su gusto y placer, definitivamente estaba en lo cierto. Aquél ángel era la misma representación de su deseo carnal.

-Oh mi Señor, por favor encuadre este momento para mi deleite a futuro- Pensó antes de morder un poco la entrada de Joaquín haciéndolo gritar.

Quitó la lengua de su interior, no sin antes dar una última lamida ganándose un estremecimiento ajeno.

-Solo quiero asegurarme de donde está- Dijo antes de meter dos dedos en su interior.

-¡Ah!- Gimió, se sentía tan bien.

-Aquí- Aseguró golpeando varias y rápidas veces la próstata del ángel haciéndolo gritar. -Bien, comencemos-

Emilio se puso de pie y se acomodó a la espalda del castaño que solo suspiró cuando sintió el glande abrirse paso en él, pero el demonio de detuvo.

-¿Que ocurre?- Preguntó mirándolo por sobre su hombro.

-Di que ahora quieres mi polla- Ordenó.

-¡¿Qué?!- Preguntó rojo de la vergüenza.

Utopia ||•Emiliaco/ Libro I [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora