𝚄𝙽𝙳𝙴𝚁𝙲𝙾𝚅𝙴𝚁《WooSan/SanWoo》

•CAPÍTULO 11•

WOOYOUNG POV

Al entrar por la puerta de la gran casa de San siento muchas cosas estrujándome el estómago al mismo tiempo. Después de haber pasado dos semanas encerrado en la aburrida habitación del hospital, comiendo la misma insípida comida todos los días y viendo los mismos tres canales de cotilleos y telenovelas en la televisión, volver a estar en esta casa me hace sentir calmado. Pero por otro lado hay un extraño sentimiento que no me deja estar bien, un sentimiento de incomodidad que me invade cuando varias imágenes borrosas intentan inundar mi mente. Entre ellas puedo ver sangre, dolor y una maraña de brazos y piernas que  se entremezclan en un momento de adrenalina pura. 

Trato de apartar todos estos pensamientos y centrarme en la sensación de felicidad que me da estar de vuelta. La casa esta completamente inmaculada. No hay señales de la lucha que tuvo lugar hace solo un par de semanas. Todo esta limpio y colocado perfectamente en su lugar y si algún adorno o mueble fue roto o dañado durante el enfrentamiento ahora se encuentra completamente reemplazado. Todo se ve tan perfecto como la primera vez que entré a esta casa hace más de dos meses. El recuerdo de aquella primera vez entrando a este mundo y conociendo al castaño se siente tan lejano que incluso podría fácilmente confundirlo con un sueño.

Un cálido aliento en mi nuca me saca de mi ensoñación. Me volteo lentamente con una amplia sonrisa en mi rostro para encarar a la única persona capaz de acelerar mi corazón. En el momento en el que me giro los hermosos hoyuelos del castaño me saludan desde la proximidad. San levanta las cejas a modo de burla mientras se aleja de mí para dejar mis bolsos con la ropa en el sofá.

-¿Estás bien? Te llamé varias veces pero parecías completamente ido.

-Estoy bien solo estaba pensando-. Me siento en el sofá justo al lado de donde el castaño dejó los bolsos y este procede a sentarse a mi lado con una sonrisa ladeada.

-¿A si? ¿Y en qué pensaba el señorito si  se puede saber?- Una diminuta sonrisa aparece en mis labios al oír el tono coqueto en la voz de San y no puedo evitar seguirle el juego.

-Bueno... no sé porque la curiosidad... no es como si estuviera pensando en cierto castaño de hoyuelos adorables.

Con una mirada amenazante San se inclina sobre mi cuerpo apoyándome contra los bolsos del sofá y quedando inclinado hacia mí   procurando no tocar mucho mi cuerpo para evitar hacerme daño a causa de las heridas anteriormente causadas. Su rostro está tan serio y su mirada tan gélida que hace que mi respiración se atore y casi me ahogue con mi propia saliva. Se queda mirándome inexpresivamente por un par de segundos antes de esbozar una amenazadora sonrisa que me hiela los huesos. Antes de poder reaccionar San se lanza contra mi cuello y comienza a atacarlo con pequeños soplidos y besos que acompañando a las pequeñas cosquillas en mi abdomen hacen que suelte una fuerte carcajada mientras intento agarrar las manos de San para que deje de torturarme.

-Ahh... San para JAJAJAJAJAJAJA ¡Sabes que no me gustan las cosquillas! Ahh...

La casa se llena del sonido de mis carcajadas y de mis jadeos mientras intento apartar a San con todas mis fuerzas. Cabe destacar que después de estar dos semanas postrado en una cama mi fuerza y resistencia es prácticamente nula. 

-¿Estás seguro que no estabas pensando en mí?- La voz de San sale con un débil jadeo a causa del esfuerzo de hacerme cosquillas mientras intenta sujetarme bien para evitar que termine haciéndome daño. Después de un par de minutos en esa tortura decido rendirme.

-Ahh ¡Está bien, está bien! Lo admito. Estaba pensando en ti, tanto que perdí el hilo de la realidad porque cada vez que llegas a mi mente nada más importa. 

Las palabras salen corridas casi en un torrente sin descanso. Mis ojos están cerrados así que no puedo ver la reacción del castaño. Mi pecho sube y baja acelerado a causa de la agitación de antes e intento desesperadamente calmar mi respiración y mi corazón.