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—Tu hermano era un idiota que no supo hacer bien su unico puto trabajo. —dijo el hombre mayor mirando despectivamente al adolescente que se encontraba tirado en el suelo, labio sangrando y ceño fruncido.
—Elegí bien tus proximas palabras imbécil. —el chico miraba desde abajo como el hombre de pelo largo comenzaba a reírse a carcajadas, gritándoles que se acerquen a aquéllos hombres que se encontraban dando vueltas por los alrededores.
—¡Miren a este idiota! ¿Estas intentando amenzarme chico? —pregunta el hombre agachándose para que el menor fije su vista en él, cosa que no hacía, esta se encontraba perdida en la carretera, observando los restos de cuerpo que habían quedado del grupo con el que su hermano había partido hace bastante tiempo y nunca había vuelto—. ¿Hola? Tierra llamando al estúpido hijo de puta bastardo insolente imbécil de mier-
El hombre nunca pudo terminar su frase ya que fue interrumpido por el chico, el cuál había agarrado una de sus dagas y se la había clavado en el hombro cuando este intentaba burlarse.
—¡Jodido idiota! —el hombre comenzo a gritar llamando la atención de todos los que habían ido a la búsqueda por el grupo perdido. Aquél hombre si mal no recordaba se llamaba John, un moreno alto y corpulento, su ojo derecho ciego y aún así mirada amenzante y burlona, sintiendo estar por encima de todo y todos, como cualquier salvador, como el adolescente mismo, el cuál ahora se encontraba arrodillado, ya que tuvo que impulsarse para poder apuñalar al hombre que se atrevía a joder con la muerte de su hermano.
—Piensalo dos veces la próxima vez que intentes joderme. —el chico se incorpora, encontrando al hombre a pocos metros de él, tirado en el suelo.
El adolescente sabía que había sido escuchado, ya que ahora la mirada de John se encontraba un poco aterrada, pero no tanto como le hubiese gustado al menor, y el tipo mirándolo con todo el odio que pudo juntar aún así terminó por asentir con la cabeza pidiendo una disculpa entrecortada en un susurro. El adolescente termino por aceptar con un encogimiento de hombros, ya había dejado todo claro allí, y había gente que podía confirmar la historia, pronto el resto de los imbéciles con los que tenía que subsistir sabrían que no habría que irse con bromas con él, que no deberían subestimarlo solo por su edad.
Ya había dejado las cosas claras.
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