Capítulo IV

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—¿Quieres tomar algo? —Preguntó Adora mirando a Catra quién escondía su cara en el sofá.

—Un café —Dijo con su voz ahogada.

—¿Vas a estar todo el tiempo así? —Susurró Adora apenada.

—¿No tienes vergüenza? —Preguntó ella avergonzada mirándola.

—Por supuesto pero... Me siento mal si no quieres verme —Catra suspiró y se sentó con normalidad— ¿Quieres bañarte de nuevo? —Catra asintió caminando hacia el baño con dificultad, sus piernas temblaban y dolían.

Una vez se encerró en el baño Adora tapó su cara con sus temblorosas manos, estaba completamente roja, su corazón latía a mil, toda la situación se repetía en su cabeza, un cálido sentimiento le invadía sin saber ella que era.

Al salir Catra avergonzada vio como Adora también lo estaba, ambas se miraron y voltearon la mirada apenadas.

—Te dejé ropa allí, también me iré a bañar y —Adora se acercó a Catra tomando sus manos—, no te vayas hoy —Susurró—, es tarde, quédate aquí.

Catra miró los ojos de Adora sin poder negarse y sólo asintió anonadada, está sonrió levemente y se metió al baño, la morena mientras se ponía la ropa de Adora se arrepentía de haber dicho que si, quería irse pero no podía, algo se lo impedía.

La rubia al salir vio a Catra arreglando el desastre que habían hecho, tomó los cojines del sofá llevándolos a la lavadora.

—Sigues aquí —Susurró alegre—, iré a vestirme, hay tanto de lo que quiero hablarte, no me demoraré mucho.

Catra solo la miró algo avergonzada mientras la veía subir las escaleras con una gran sonrisa.

Al bajar ella traía ropa cómoda, un buso y una playera suelta y blanca manga larga, era delgada, podía ver su piel levemente a través de ella.

—¿Pasa algo Catra?

—No es nada, tienes que lavar los cojines de tu sofá, no lo hagas en la lavadora, los dejé ahí por mientras.

—¿Por qué no subes a mi habitación? Yo te llevaré café y algo para comer —Adora se acercó a ella depositando un beso sobre sus labios que Catra correspondió como reflejo.

Ambas se quedaron perplejas mirándose, Adora tartamudeo moviendo sus ojos con un leve sonrojo mientras Catra solo desviaba su mirada tomando su brazo.

—Está bien, iré arriba —Dijo.

—¡Adora! —Exclamó alguien afuera, eran varias voces— ¡Como no pudiste salir hoy por el examen para saber si tienes sida vinimos y trajimos la fiesta hasta ti!

Estaban definitivamente borrachos, Catra rió mirando a Adora.

—¿Les dijiste a tus amigos? —Preguntó entre risas— me alegra que te hayas hecho el examen, tu seguridad es lo primero.

—¿Por qué no te pones unos pantalones primero antes de abrirles? —Catra asintió mientras tomaba unos pantalones cortos que Adora le trajo—  recuerdame después tratar tus pies.

Adora a penas abrió la puerta fue abrazada por todo un grupo de chicos que la tiraron al suelo y subieron en ella.

—Chicos, tengo una invitada, por favor —Decía sin aire casi alzando la bandera blanca.

—Oh —Todos miraron a Catra quién alzó su mano saludando.

—Pff, Adora no sabía que tenías amigas tan lindas —Dijo Glimmer poniéndose de pie acercándose a Catra— Hola, wink wink —Dijo en lugar de guiñar el ojo.

—Hola —Dijo calmada—, Adora, iré a la habitación —Avisaba, la nombrada asintió.

—Te llevaré algo para tomar, puedes usar la televisión y el computador si deseas —Dijo mirándola.

Hubo un silencio mientras veían a la morena subir con dolor por sus pies, Adora miró eso preocupada para luego mirar a sus silenciosos amigos.

—Ahora sí ¿Quién es ella? —Susurró Glimmer cómo si estuviera completamente sobria, todos los demás también actuaron así.

—Ella es Catra —Dijo extrañada— ¿No estaban tomados?

—Adora, mañana toca clase con mi tía Castaspella, es imposible que tomemos —Recordaba Glimmer riendo.

—Estás distraída eh —Dijo Bow burlesco.

—No sabíamos que funcionaria pero supongo que soy buena haciendo este tipo de cosas —Decía Mermista apareciendo.

—Por supuesto —Se quejó Adora.

—¿Arruinamos tus planes?

Todo su grupo de amigos comenzaron a molestar a Adora bullicioso mientras Catra se tapaba en aquella cama ajena mientras tomaba el control de la TV y buscaba cosas como si nada, tomó su teléfono y llamó a alguien.

—Scorpia- —Un fuerte grito de escuchó del otro lado del teléfono— estoy bien, estoy en casa de una amiga- ¿Cómo que no tengo amigas? Claro que tengo —Gruñó—, bueno antes no ahora si —Dijo entre dientes—, estoy bien, mañana llegaré a casa.

Ella cortó la llamada y se escabulló entre las sábanas hundiendo su cabeza en la almohada, por primera vez sentía gusto en mostrarse tan vulnerables, sumergida en sus pensamientos notó el silencio y los pasos subiendo.

Al mirar hacia atrás vio a Adora agotada subiendo con una bandeja, en ella había bocadillos y una taza.

—Ya se fueron —Avisó con una sonrisa.

—¿Tan rápido? —Preguntó sentándose mientras recibía la bandeja.

—Si, sólo estaban fingiendo para verte —Dijo sentándose en la cama—, cuando comas me pasas tus pies.

—Vaya Adora, no sabía que tenías este tipo de fetiche —Bromeó Catra.

—Ay no, claro que no wacala —Negó con su cara arrugada mientras de Catra salían risas burlescas.

Ambas se quedaron viendo la televisión mientras Catra comía con delicadeza, al terminar Adora tomó la bandeja dejándola sobre su escritorio, Catra se sentó en la cama destapando sus pies, la rubia se acercó y los tomó con cuidado.

—¿Te gusta ser prostituta? —Preguntó Adora directamente.

—No lo sé —Susurró mirando el trato cuidadoso de Adora a sus pies—, nunca me tomé el tiempo para pensar en ello, solo supe que necesitaba el dinero si quería ser algo mejor y que quizás disfrutaría el sexo.

—¿No fue así? —Preguntó preocupada.

—No todas las veces, cuando empiezas crees que es muy fácil porque ves desde la perspectiva de los demás, como los demás te ven, ya sabes “Es dinero fácil, vender tu cuerpo no es un trabajo” y así.

—Catra...

—No fue fácil, habían veces en que llegaba y me golpeaban por fetiches mientras me penetraban, no es como si podía decir algo porque era mi trabajo y esa persona era el jefe, siempre lo son —Contaba con una leve sonrisa—, fue difícil al principio pero me hice mi propio público, mi propia clientela, ya lo demás son trabajos cortos como tú —Le miró—, necesitaba el dinero y una mujer seria fácil.

—¿Estás bien?

—Por supuesto —Dijo—, te voy a enseñar cosas de mi mundo para que cuando decidas nuevamente escaparte a un prostíbulo o ir a ver strippers no te estafen —Adora miró a Catra parando su masaje.

—Si te soy sincera no creo poder acostarme con otra que no seas tú —Catra se estremeció sintiendo un cosquilleo en su estómago.

—Maldita seas —Dijo Catra tomando la cara de Adora acercandola a la suya mientras se acostaba en la cama.

Adora encima de Catra la besó con una sonrisa para luego apoyar su mejilla sobre la de la morena quien no podía calmar su corazón, al parecer no era la única.

Dulcinea [Catradora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora