Cap. 6: Partículas

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Cap. 6: Partículas

Mathew sentía los pies pesados y las piernas como gelatinas, sus rodillas temblaban y los muslos completamente congelados... y un puño en su estómago que presionaba todo el tiempo, se agitaba con facilidad porque se sentía siempre en alerta.

Quería descansar los brazos todo el tiempo, no le respondían ni para ocupar el computador. Eran inmensas sus ganas de llorar apenas alguien le miraban, así que en esos días había preferido pasar desapercibido. Había una nube instalada en su cabeza; tampoco su atención era la mejor, en intentar concentrarse, era una mierda. Nada le permitía pensar con claridad y evitar sus pensamientos se estaba haciendo poco efectivo.

Todo el día se la pasaba al borde de un ataque de ansiedad.

Era tan poderosa su mente, que había escapado de los momentos nocturnos, para instalar desorden incluso si estaba en el trabajo, incluso si estaba con Alex en su camioneta en dirección a un hotel.

— Sabes que no soy de mezclar una cosa con la otra, pero..., sólo como consejo, deberías de intentar prestar más atención a lo que haces. Me enviaste dos veces hoy un correo sin documento adjunto. — Mathew dejó de mirar por la ventana y sonrió a Alex. Sabía instalar bien ese gesto como una máscara.

— Estaba pensando tonterías, me distraje. No volverá a pasar. — Y no es como si necesitara ocultar su vulnerabilidad de su jefe, Alex jamás se aprovecharía de una situación como la que vivía... pero tampoco era alguien que mostrara algún tipo de consideración personal "por ese tipo de cosas". Con pesar Mathew había aprendido que nada valía un gesto de pena, que Alex prefería ignorarlos para no tener que hacer un "intento" por entenderle.

Alex era atractivo:

Un seductor sin control.

Era un monstruo en la cama.

Un hombre de ética.

El mejor en su ramo profesional.

Un perfeccionista.

Era su jefe, el mejor que había tenido hasta el momento.

Era un protector cuando de él y Robert se trataba, pero...

...jamás sería su amigo.

— Eso espero... todo está bien, ¿no?

Alex hacía ese tipo de preguntas con tendencia que obligaban a Mathew a asentir nuevamente.

— Sí, sí, todo bien ¿Por qué estás tan intenso hoy? — Negó con la cabeza y lamió sus labios. Dentro de su cuerpo sin vida, que respondiera con excitación a la tortura emocional que representaba Alex, le hizo sentir un poco más enfermo de lo que ya se sentía.

Mathew llevo una de sus manos a la entrepierna de su jefe para empezar a bajar el cierre del pantalón. Alex miró por el retrovisor y sonrió. Mientras conducía al hotel, Mathew le había hecho una de las mejores mamadas que recordara. Así que apenas ingresaron al cuarto, se encargó de recompensarlo en todo.

Desnudó a Mathew completamente e hizo lo mismo con su ropa; sabía que como fetiche tenía, su compañero, el que ambos cuerpos estuviesen desnudos. Lo recostó de golpe en la cama y sin soltar el miembro de Mathew, se encargó de devorarlo.

Mordió sus pezones con fuerza y las caderas del castaño empezaron a moverse.

Lamió sus pezones, bajó en una línea recta con su lengua... hacia el ombligo que también atrapó.

— Abre las piernas. — Murmuró bajito al oído de Mathew, pero antes de que pudiera acomodarse entre ellas, el castaño terminó girando su cuerpo, de frente a la cama enterró su rostro en el colchón y mandó su trasero al cielo.

Seducción total para Alex.

Con su miembro erecto golpeó en las nalgas del castaño y antes de alejarse, rozó suavemente su glande hinchado y húmedo, entre ambas nalgas de Matthew, pero... aún era muy pronto para aquello.

— ¿Qué haces? — De golpe, Mathew había girado su rostro para ver a Alex y sin inmutarse, Alex continuó.

Rozó con su aliento entre ambas nalgas y con su lengua filosa invadió en la entrada de Mathew. Le hizo sin siquiera penetrarle.

Mathew era tan predecible como transparente.

Regresó su rostro al colchón y se dejó hacer.

Y entre gemidos de placer y lágrimas de dolor, terminó ensuciando las sábanas, aquello apenas empezaba. Alex estaba que no podía detenerse; le encantaba la intimidad sin compromiso.

Penetró al castaño con el mismo deseo de siempre.

Estaba seguro de que, en mucho tiempo, no iba a cansarse de eso.

Creía tenerlo todo; y lo disfrutaba.

Y al terminar, ambos se recostaban en el sofá, encendían un cigarrillo para caer en cliché y descansaban del día de trabajo. Hablaban de cualquier tontería.

Después por separado tomaban un baño, cada uno se vestía en una orilla de la cama y todo terminaba. Era una monotonía orgánica que se encargarían de resguardar.

Cada uno a su casa; Alex disfrutaba de la soledad en su departamento de soltero.

Y llegando a casa; Mathew reconfortaba a su débil madre, alimentaba a su perro enano y se sentaba a llorar en la mesa de su comedor, a escondidas.

|¤°.¸¸. ·'¯'» Doki Amare Peccavi «'¯'·.¸¸. °¤|


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«.·°·~*~' Todo empezó '~*~·°·. »
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Hombre bajo la lluvia |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora