Cap. 21: Egoísmo
Sábados por la mañana a inicios de primavera, el calor insoportable entraba por su ventana, no había algo que pudiese detestar más, por las mañanas, que la luz del sol pegando de golpe en su colchón.
Le dolía la espalda, los brazos y las piernas y empezaba a abochornarse con el cuerpo de André tan pegado al suyo. Con un gesto de fastidio levantó la cabeza de entre las sábanas para ver a su roomie completamente desnudo a su lado.
Suspiró cansado y se arrastró fuera del colchón, y como pudo corrió al baño, estuvo más de quince minutos ahí y aún no había rastro de André. Los fines de semana los desayunos le tocaban a él, así que regresó a su habitación para colocarse el pantalón de su pijama y aún con el malestar físico, se dirigió a la cocina, en la cajonera de los cubiertos André siempre guardaba medicamento para el dolor, así que antes de iniciar con el desayuno, eso fue lo primero que tomó con un vaso de agua.
Prendió el calentador, que estaba dentro de la cocina y enseguida hurgó en el refrigerador. Tenía, jamón, huevo tomate, leche... leche caduca, notó apenas tomó el cartón, pero volvió a dejarlo en el refrigerador, porque algo que también detestaba era el olor de la comida pasada y como a su roomie parecía no importarle aquello, se encargaba de sacar los rezagos del refrigerador.
Observó por más tiempo la comida que aún tenían. Realmente no tenía ganas de cocinar nada, ni de salir y la comida a domicilio, después de una salida en viernes, era un lujo que no se podía dar.
Terminó sacando el jamón y el queso, puso agua a hervir en la cafetera (de André) y tras hacer un sándwich y colocar una taza de café en la mesa, se marchó al baño. El realmente no tenía hambre, al contrario, el medicamento le había hecho arder el estómago así que ahora sumado al dolor muscular, podía contarse una sensación de acidez de su estómago a su pecho.
Tal vez una ducha le caería mejor, pensó. Se sacó los pantalones y colgó su toalla en el lavabo del baño. Entró a la regadera y corrió la puerta para evitar que el agua se salpicara fuera de la regadera, estaba cansando en verdad. Le pesaba el cuerpo, sentía una ligera sensación de asfixia y él sabía bien a que se debía todo, había sido una noche casi perfecta pero la mente le jugaba a veces muy mal.
"Tonterías"
El agua de la regadera relajó su cuerpo, sus hombros, cerró el agua fría para que el calor del agua hirviendo adormeciera su espalda. Qué delicia. Poco a poco se relajaba y el vapor por su nariz no llegaba a incomodar.
Después terminó su ducha, se envolvió en la toalla y completamente desnudo regresó a su recamara, André dormía plácidamente, él, un poco más relajado, encontró encantadora aquella imagen. Sin retirarse la toalla, se recostó a su lado e inmediatamente fue rodeado completamente por los brazos de su compañero.
Ambos sonrieron.
— Pensé que dormías.
— Dormitaba, pero aún tengo sueño, llegamos hace cuatro horas... ¿Tú no tienes sueño?
— Sí, tengo... pero hoy viene tu mamá a dejarte cosas. —
— Vendrá mañana... le dije que no estaríamos, así que... me dijo que vendría mañana. Hoy podemos dormir todo el día. — Mathew sonrió, André también, pero sus motivos eran otros.
— Hoy no vamos a hacer nada, me duele el cuerpo. — Sentenció y André no pudo evitar una carcajada, se aferró más al cuerpo del castaño y pasó su pierna derecha por sobre el cuerpo de Mathew para empujar con sus caderas, a modo de embestida. — Voy a pegarme, entonces a ti, como un perro chihuahua para simular que lo hacemos.
"Un perro chihuahua"
Mathew lo apartó de inmediato, con un gesto amargo en sus ojos, y se enterró en la almohada, boca abajo, para ahogar esa presión en su corazón.
— Dame un momento... en verdad estoy cansado. — André soltó un suspiro y aunque quiso, permaneció a la distancia, recostado de lado con su brazo flexionado en la cama y la cabeza recargada en su mano. ¿Qué era ese sentimiento para con Mathew?
— No sé por qué, incluso si me apartas, tengo la extraña necesidad de quedarme a tu lado. — Confesó. — Así que puedes estar tranquilo, voy a quedarme aquí, se está muy bien a tu lado.
Mathew despegó el rostro de la almohada y sonrió.
— Eres exageradamente cursi.
— Lo sé.
"Un enano perro chihuahua"
Un enano perro chihuahua que, hasta ese momento, no había vuelto a ver, y no importa cuánto tiempo pase, cada que lo recuerdo, pienso que ambos nos esforzamos por rehacer nuestra vida en el limbo de lo desconocido; en una casa que no conocíamos, con personas nuevas... y la única diferencia era que lo mío era por decisión, lo suyo a consecuencia.
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Hombre bajo la lluvia |BL|
RomansaMathew sabía que las más grandes tragedias inician siempre con un pequeño secreto y así inicia su historia: La muerte de su madre, un viaje a la independencia y la constante interferencia de su vida profesional en su vida personal. ¿Es esto converti...