Cap. 30: Mientes
¿Impulsivo? Para nada, tal vez todo lo contrario.
Mis decisiones iban de mi cabeza a mi boca, sobre el caparazón de un caracol, así que la mayoría de las veces han salido un poco después de lo esperado.
.*.
¿No ir a trabajar? Reportarse enfermo cuando no lo estaba.
Aquello era completamente nuevo para él, por una tontería no lo hubiese hecho, pero se trataba de André, de la misma persona a la que se había referido como la "más cercana" en ese momento de su vida. Le calaba mucho decepcionar, no dar las respuestas correctas y sobre todo en esa situación.
No quería defraudarle, pero todo había sido anunciado, sobre su platica sobre las expectativas y compromisos, una frase constante rondaba su mente "Solo no esperes mucho de mí", ahora parecía que André estaba convencido de ello, pero por más que esa hubiese sido su intensión, no estar cuando la persona que más le había ayudado, le necesitó, era algo difícil de aceptar para Mathew, incluso aunque su introspección no tuviese una connotación romántica. Sólo de pensarlo todo aquello, se le cerraba la garganta. Se remontaba inmediatamente a la metáfora de la hoja de papel. La que jamás vuelve a tomar su forma después de ser arrugada.
— ¿Tendrás problemas? En el trabajo— Mathew negó, prosiguió cortando en trozos pequeños la fruta para preparar el coctel de André, la música sonaba y el frío hacía que ambos hubiesen terminado con un cobertor en las piernas, escuchaban la radio completamente en silencio. Tal vez era el medicamento en André, lo que le hacía mantenerse tan silencioso. — Ah... que bien.
— ¿Y tú? ¿Tienes algún tipo de licencia médica? — A ese punto, no sabía aún demasiado de lo ocurrido, "apendicitis aguda", una ida al hospital de urgencias, "laparoscopía" y "no quise avisar a mi madre, está de viaje" eran las nociones más exactas de lo que ocurrió. Mathew se preguntaba si André había intentado contactarlo ¿O Sam había sido su primera opción?
— Sí, el seguro de la empresa me dio la asignación del hospital, así que no tengo que preocuparme por nada de eso, estoy bien. — Enseguida Mathew extendió el bol fruta y miel. André lo tomó, sonrió apenas agradeciendo enseguida. Ponerse de pie era un tema complicado así que prefirió comer sentado, aunque la espalda estaba matándole. Llevaba días así por la posición en cama. — Mathew, luces cansado. ¿Por qué no te vas a descansar un poco? Ayer no has dormido demasiado, ¿no?
— Descuida, estoy bien, soy yo quién está bien, dormí bastante bien. — Mintió, había pasado la noche revisando su móvil, sus mensajes entrantes, las llamadas perdidas, pero por más que había imaginado explicaciones, no había encontrado señal de ayuda. André no había intentado contactarlo... ¿Entonces por qué se sentía tan culpable?
Por qué la ayuda no es algo que se requiera.
Yo jamás había necesitado gritar que me ahogaba para que él estuviese, al borde de mi piscina de miseria, atento al momento en el que yo requiriera su salvavidas. André era un par de flotantes atado a mis brazos, para evitar que me sumergiera. ¿Pero sin él? ¿Qué tenía en mi vida?
El móvil de André sonó, apenas lo escuchó tuvo la intensión de levantarse, pero Mathew se adelantó, corrió a la recamara de su roomie, tomó el móvil y observó la pantalla.
"Sam"
Disimulando su disgusto, regresó al comedor, extendió el móvil y revolvió el cabello de André, de forma amistosa mientras éste respondía a la llamada.
— ¿Qué ocurre? Sí, estoy bien, no... ya comí. —
No quiso escuchar demasiado, ingresó a la cocina y subió un poco a la radio limpiar un poco, la voz de André cambió cuando se puso de pie y le escuchó alejarse, hasta que la puerta de una de las habitaciones se cerró.
No quería; no lo planeaba, pero en respuesta automática,
Por cada paso que alguien daba para alejarse de Mathew, él daba diez saltos en dirección contraria.
— Nieve, nieve sí que puede comer. — Susurró para sí, secó sus manos, tomó las llaves del departamento y salió a paso rápido, bajó por las escaleras y su cabello se removió con tanto movimiento. Inicialmente iba a un supercito a dos cuadras, pero terminó en un restaurant de comida china, con pinta de los años cincuenta. Las camareras a uniforme de rayas le atendieron amablemente.
Consomé de pollo y limonada de agua mineral, sin azúcar.
Miró todo el rato por la ventana, mientras evitaba pensar demasiado. Estaba tan cansado de todo. De no entender nada. Intentaba cerrar los ojos, respiraba lentamente y aunque intentaba desmenuzar todos sus sentimientos, sólo lograba reprocharse una y otra vez por lo lograr entender a nadie.
.*.
¿Había ganado? ¿Así de fácil?
Alexander no había llegado de tan buen humor aquella mañana. Habían presentado las modificaciones que Bob había sugerido para el proyecto de distribución, Ed no había podido estar más contento de no haber tenido que aceptar un proyecto que incluyera a Mathew en él.
— Lo conseguiste Robert. — Murmuró Alexander mientras revisaba su móvil. — Tenías todo en tu contra y... aún así lo has logrado. El proyecto es tuyo.
— ¿Se lo dirás tú a Mathew? — Estaba que se moría por ser él quién lo hiciera. Alexander negó y mostró la pantalla con el mensaje que acababa de llegar.
"Que Mathew se presente el lunes a corporativo."
— No entiendes Bob, ganaste en todos los sentidos, el proyecto es tuyo.
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«. ·°·~*~' Eres fuerte '~*~·°·. »
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Hombre bajo la lluvia |BL|
RomanceMathew sabía que las más grandes tragedias inician siempre con un pequeño secreto y así inicia su historia: La muerte de su madre, un viaje a la independencia y la constante interferencia de su vida profesional en su vida personal. ¿Es esto converti...