Cap. 10: Seísmo
— ¿Está bien si me quedo? — Preguntó a su tía, la habitación estaba a media luz, habían colocado música suave para intentar tranquilizar un poco las pesadillas de su madre. Sus alucinaciones.
— Por supuesto, no tienes que pedirme permiso. — Mathew dudó sobre las palabras de su tía, pero no dio replica. Le sonrió y preparó su cuerpo para una larga noche en el sofá-cama, a los pies de la cama de su madre. Mientras ella dormía él se refugiaba en sus recuerdos. Miraba la pequeña figura bajo las sábanas y recordaba la voz de su madre llamándolo "Mattchu".
Había estado días anteriores leyendo Kafka en la Orilla y a partir de eso, cada que estaba solo con ella, en silencio pensaba: ¿Qué tan malo podría ser si todo acababa? Recargaba su cabeza en el respaldo del sillón. Cerraba los ojos y enseguida las lágrimas le salían.
Se le escurrían las lágrimas con una facilidad sorprendente, pensaba en las tormentas de arena(1), en definitiva, él saldría de aquella tormenta de arena, pero ¿Su madre? Mathew había rogado varias veces por que el tiempo se detuviera, imaginaba que no era difícil pensar que en un cerrar y abrir de ojos, la vida le abandonara, también, para no despedir a su madre.
No tenía nada a lo que realmente aferrarse, pensaba que si una noche, cerrando los ojos él y su madre muriesen al mismo tiempo, por él estaría bien.
La vida era bastante complicada como para desear permanecer solo.
Así lo pensaba, así lo había pensado siempre; ella era el timón, él el barco.
Si pudiese resumir su vida en unas cuantas líneas, lo haría sin dudar, de esta forma:
El solitario y su madre con demasiado carisma para compartir.
Era maravillosa, la mujer con el mejor humor del mundo, la más enamorada de la vida, la más sabia.
Ella era insegura y por eso él había aprendido a defenderse por ambos.
Ella no era ambiciosa y él había pretendido serlo para poder darle comodidad a sus vidas.
Ella tenía sólo un pequeño defecto, el ver siempre por otros y jamás por ella misma.
Mathew había tratado de mil y un formas que ella pensara un poco más en ella misma.
Parecía que por primera vez lo hacía. Indudablemente él no había sido el más beneficiado de aquello.
¡Vete, te quiero lejos, largo de aquí!
¿En qué se había equivocado?
Había algo que había hecho a su madre a tal punto que en su lecho de muerte no podía acercarse a ella a menos que estuviese dormida.
Primero habían sido reproches y después agresiones.
Ella no estaba bien mientras le mirase. No entendía nada Mathew.
Ella siempre le había apoyado, le había pedido que no saliera con chicas para impresionar.
Le pedía infinidad de veces que encontrara a alguien con quien compartir su vida.
Le pedía que amara lo que hacía.
Ella siempre había dicho que moriría de vieja, él le había creído siempre.
En ese momento su móvil vibró, viró la pantalla para ver de quién se trataba.
Se puso de pie y salió enseguida de la habitación.
— Hola, Alex.
— Hola Mathew. ¿Cómo estás?
— Bien. Oye sobre lo que dijiste antes ¿Puedo tomarme dos días?
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Hombre bajo la lluvia |BL|
RomanceMathew sabía que las más grandes tragedias inician siempre con un pequeño secreto y así inicia su historia: La muerte de su madre, un viaje a la independencia y la constante interferencia de su vida profesional en su vida personal. ¿Es esto converti...