Capitulo 4

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Desayunamos tranquilamente. Leímos el periódico y vimos las noticias relevantes de los nueve circulos y ciudad pentagrama, nada relevante hoy, solo choques múltiples en el centro de ciudad y el aumento de precio en ciertas drogas.

Al terminar el desayuno ambos subimos a darnos un baño y a vestirnos para ir al hazbin hotel. Me puse mi ropa limpia, calcé mis lustrados zapatos y estaba a punto de tomar mi saco para irme al trabajo hasta que noté que cierto ciervo rojo no estaba a mi lado.

- ¿Ciervo? - Lo busqué por la cocina, por la estancia y no lo vi hasta llegar al cuarto de baño. Él estaba frente al espejo, mirándose fijamente, aún estaba deshaciéndose los nudos del cabello. No supe como reaccionar a eso, si reaccionar con ternura o con lastima por el infortunio que había caído sobre el cabello de mi cervatillo.- Oh, Ciervo...- Ya no le quedaban tantos nudos en la cabeza pero aún así no podía salir con eso a la calle.

- ¿Ya te ibas? - Preguntó él

- Si pero noté que no estabas conmigo y, vine a investigar.

- Lo siento...- Me miró con esos ojos tiernos y esa sonrisa cariñosa - ¿Puedes ayudarme con eso?

- Claro que si. - Lo tomé de la mano y lo llevé hasta la cama, ahí lo hice que se sentara para poder tener yo una mejor vista de su cabeza y así poderlo ayudar mejor. Me tomó cuando mucho diez minutos, luego de deshacer los nudos le cepillé normalmente para quedar al final el mismo ciervo rojo de siempre. - Muy bien, que bien te vez. - Le dije cuando terminé, le mostré a mi pareja su reflejo en un espejo pequeño.

- Muchas gracias. - Tomó aire. - Ok, vamos retrasados. - Se levantó. - Tenemos que llegar al hazbin hotel, las ideas de Charlie no se van a escuchar solas. - Al tomar su saco también tomó mi mano para poder llevarme con él hasta el hotel, nos transportamos gracias a las habilidades del ciervo. Aparecimos en la puerta así que el ciervo golpeó la puerta ligeramente esperando respuesta. En este caso atendió Charlie, nos dejó pasar.

- Hoy es un excelente día, ¿No lo creen, chicos?. Estoy tan emocionada. - El ciervo y yo nos miramos.

- ¿Cuál es el motivo de tu animo? - Preguntó mi ciervo.

- Hoy escucharé las maravillosas ideas que Cristopher tiene para el hotel. Estoy segura que alguna de esas ideas nos ayudara a traer más gente aquí. Por eso estoy emocionada, tan solo oír las ideas de Cristopher me hará muy feliz. - Sonrió, yo no tenía idea de lo que estaba diciendo. - Traes tus notas, ¿Verdad? - Yo no supe que responder.

- Eh, yo...¿Mis notas? - Pregunté algo nervioso

- Si, tus notas. O a menos que hayas memorizado todo aunque yo personalmente siempre que tengo ideas me gusta escribirlas aunque hay otras personas a las que no les gusta hacer eso y dejan todo al poder de sus buenas memorias pero...- Ella hablaba y hablaba, entre tanto de pronto me vino el recuerdo y el hilo de por qué Charlie hablaba de ciertas ideas mías. Ayer mi cervatillo le dijo a Charlie que yo pasé la noche pasada pensando en ideas para el hazbin hotel, supongo que de "esas" ideas habla ella. - En fin, ¿Las traes?

- Oh, si. Claro que las traigo. - No se debía ir a la guerra sin armas pero yo dije que si ya que de todas formas ella me pediría las notas tarde o temprano. - ¿Por qué no las vemos en la oficina?, Ya saben, para analizarlas tranquilamente. - Miré al ciervo y a Charlie.

- Si, está bien. Vamos. - Ella se dirigió a la oficina y nosotros la seguimos. Cuando estuvimos a una distancia considerable de Charlie el ciervo me habló.

El ciervo rojo, el ciervo azul...y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora