Capitulo 18: Final

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- Ha llegado la arpía y ni siquiera está aquí Charlie. - Me desorienté un poco al no disponer de uno de los elementos más importantes del hotel, la propietaria misma. - Al menos estamos tú y yo, - Si se trataba de hacer ver lo positivo de algo sería suficiente con ambos demonios. - Dime, ¿Cómo me veo?. - Le hice mirarme, él atendió atento echándome un vistazo de arriba a abajo.

- Te ves realmente bien pero, podrías verte mejor. - Insinuó.

- Explícate.

- Digamos que te sienta mejor el color rojo. - Con que de eso se trataba.

- Ah, si. - Aunque su respuesta de hace un momento me decía que no había problema con mi atuendo así que no le presté atención. - Entonces me quedaré así.

- ¿No sería mejor si lucimos igual?...- Preguntó cariñoso con la intención puesta claramente. - No es entretenido si no hay dos demonios iguales en escena. - Se quejó en el tono de voz que solo para mi era audible.

- ¿Por eso dices que debería quitarme mi bonito uniforme?. - El que había pensado Angel con todo el esfuerzo de su imaginación.

- No lo hagas por mi, hazlo por tu esposo que te adora tanto. - Rodee los ojos en respuesta. - El que ama verte con su ropa. - Efectivamente yo me vestía con su ropa a diario pero no tenía opción realmente, en el infierno no tengo nada de mis preciadas posesiones humanas.

- Tú eres el esposo. - No tenía idea que a él le agradara que yo utilizara sus ropas. No era necesario saberlo pero tampoco me disgusta. - De todas formas, no hay tiempo para vestirme de otra forma. La arpía está aquí ahora, por lo tanto debemos atender.

- Bien, bien. - Entrelazó los dedos de sus manos. - Hagamos esto. - Estiró los brazos y giró las manos para que las burbujas del liquido sinovial de estas reventaran e hicieran su sonido característico y relacionado con lo comprometido que estaba con el asunto.

Su llegada no causó mucho revuelo en el restaurante. Ella llegó con un pequeño grupo de hombres, cada uno con un propósito diferente pero que denotaba que era para la dichosa entrevista al equipo del hazbin hotel. La arpía al vernos se esbozó una gran y por así decir "Aterradora" sonrisa, se encontraba fumando así que apagó su cigarrillo en el hombro de alguien antes de dignarse a hablarnos. Ella se acercó con paso digno y seguro hasta nosotros, no tenía la expresión más amigable que digamos pero quién soy para juzgarlo.

- El propósito de mi visita a este lugar es hacerles preguntas sobre su proyecto. Vox de seguro que les habló de ello.

- Si, lo hizo. - Acepté. - Nadie mejor para cubrir una buena noticia que la propia presentadora de estas. - Se vio ligeramente complacida por aquello que dije.

- Miré algunas noticias sobre ustedes dos pero no haría conjeturas tan desagradables sin antes preguntar y ya que estoy aquí lo haré, ¿Qué se supone que son ustedes dos?. Me refiero a que oí que ustedes dos eran un matrimonio pero,

- ¿Pero?

- Que demonios de su clase social no malgastarían su vida en algo tan pasado y molesto como el matrimonio y sobre todo, entre ustedes dos, que son hombres. - No me había topado antes con una persona de estas pero se llegaban a encontrar, ese tipo de persona que no le parecían seres comunes los homosexuales. - De seguro que todo ha sido un error.

- No, de hecho es todo lo contrario. - El ciervo y yo asentimos.- Aquella noticia es verídica. Alastor y yo estamos unidos por el formal contrato del matrimonio. - Y aunque no fuéramos una definición exactamente del termino "homosexual" para los demás lo éramos y era una declaración acertada.

El ciervo rojo, el ciervo azul...y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora