Capitulo 12

358 35 27
                                    

Un puntual despertador hizo su trabajo por la mañana, yo detuve su ruido y luego regresé a dormitar junto a mi amado, tal vez yo estaba recostado sobre él, tal vez él sobre mi, quien sabe, supongo que es cierto lo que dice Angel sobre nosotros, que somos tan unidos como dos serpientes, solo esta vez puedo darle la razón.

Su calor y el mío mezclados entre las mantas, por donde fuera que transitara mi mano podía tocar alguna parte del cuerpo de mi cervatillo, justo ahora había llegado a una de sus piernas así que la acariciaba intentando despertarlo y avisarle sobre que teníamos una nueva mañana por delante, él solo ignoraba mi llamado, se ocupaba de dormir lo más posible.

Por el silencio generado entre los dos mis oídos escucharon un sonido desde lejos, era un ruido un poco elevado y contenía algo de ritmo así que deduje que era una canción, ya que yo no he colocado un disco de vinilo aún de seguro que lo ha hecho Bell para iniciar el día y preparar el desayuno. La canción no era del estilo que pensé que le gustarían a Bell pero bueno, no se puede juzgar.

- ¿Colocaste el vinilo antes de despertar? - Me preguntó el ciervo al sentarse sobre la cama, se pasó las manos por el rostro para despabilarse. - Eso si que es adelantarse.

- No fui yo. Probablemente fue Bell, se levantó temprano esta mañana para hacer el desayuno. - Y eso lo apreciaba mucho.

- ¿Preparó café?

- No lo sé. Puedo ir a verificar si quieres.

- Vamos los dos, no quiero que te pierdas. - Esta vez su pereza no se hizo presente al levantarse, solo lo hizo y sin quejarse. Ambos salimos de la habitación, al llegar a las escaleras la canción que antes había escuchado era más fuerte, desde ahí podía ver al tocadiscos trabajando eficientemente. Ya que yo no tenía muchos conocimientos sobre la música actual no entendía que canción era la que se escuchaba. - Vaya forma de comenzar el dia. - Comentó el ciervo. - I want your love and i want your revenge, you and me could write a bad romance...- Dijo como si estuviera cantando la canción actual del tocadiscos.

- ¿Conoces la canción? - Me sorprendió esa parte de él.

- La he escuchado un par de veces, además la letra es fácil de aprender. Es como cuando memorizas los jingle de las marcas de sopa enlatada.

- ¿No dicen que debes escuchar algo veinte veces para aprendértelo? - Él solo me miró, eso fue mas eficaz que cualquier respuesta que hubiera dado.

- ¡Buenos días! - El ciervo saludó cuando entramos a la cocina, ahí el ambiente estaba muy animado, mas especifico, un azulado demonio era el que estaba animado, cantando en voz alta y bailando tan solo dejándose llevar por el ritmo, como si fuera la estrella más resplandeciente en el cielo. Respecto a la otra persona en la cocina (Bell), él solo comía cereal mientras miraba al ciervo azul hacer su espectáculo.

- Buenos días ciervos, - Habló tímido el ciervo azul. - Les he preparado el desayuno, yo, quiero disculparme por los problemas que les he causado. - Tragó saliva. - Tomen, son panqueques. - Nos entregó dos platos con varios panqueques encima, estos tenían una apariencia al menos un poco extraño, eran demasiado blancos. - Pruébenlo antes de que vayan a sentarse, estoy seguro que les encantarán. - Su entusiasmo me contagiaba así que entregados unos tenedores me digné en hacer de sebo sacrificial, con el tenedor tomé una porción de los panqueques y me la llevé a la boca, grave error del cual me maldeciré por el resto del día. - ¿Y bien? - Me preguntó el ciervo azul.- ¿Verdad que están deliciosos?, ¿Te han encantado, verdad?, dime lo maravillosos que son. - Al entrar tan solo un poco en mi sistema mis entrañas enteras refunfuñaron y se retorcieron de agonía, fue tal y como si ellas explotaran dentro mío. - Te he dejado sin habla por lo maravillosos que son mis panqueques, - Realmente no era por eso, mis cuerdas vocales ahora guardaban fuerza para otra cosa.

El ciervo rojo, el ciervo azul...y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora