Extra

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Habíamos tenido días ocupados, todo el asunto de conseguir huéspedes para el hotel era hasta cierto punto un trabajo cansado, absorbente y un poco tedioso, esto hizo a los integrantes del equipo del hazbin hotel tener los ánimos un "poco" bajos (O al menos eso dijo Charlie) así que ayer llegó con la orden propuestal de que todos fuéramos a un sitio donde pudiéramos despejar un poco las mentes, a la playa hablando más específicamente. No me pareció una mala idea así que no me opuse a eso.

Por eso hoy nos encontramos aquí, personalmente tenía la idea de que la playa aquí en el infierno sería algo horrible y desagradable a comparación de las que existen en el mundo de los vivos pero de hecho, es más normal de lo que pensé. Con agua normal y arena normal, también el clima es un poco más subido.

- Es parecido al que solías tener en la tierra, ¿No es así?. Vamos, sal para que pueda verte. - Me habló el ciervo del otro lado de la puerta. Yo había sido el ultimo en vestirse para la ocasión, cuando estuve listo salí de aquel pequeño cubículo, al poner el primer pie afuera el ciervo no dejó de mirarme, de ver cada detalle en mí.

- Es muy parecido a diferencia de que este podría apostar que es nuevo. - Tanto como por el olor a tela recién desempacada y los colores vividos. - Me gusta. - Un traje de baño que solo dejara descubiertos piernas y brazos, no era problema esto cuando yo estaba vivo pero ahora, mis cicatrices se miran por donde quiera que observe.

- Te ves muy bien, - Me tomó de las manos.

- Tú te ves mucho mejor. - Con esos pantalones cortos y esa camisa que dejaba ver su pecho y su abdomen, era una muy buena presentación. Un deleite para la vista de muchos y mucho mayor para mi ya que puedo ver parte de la marca en el cuello del ciervo. - De nuevo puedo decir que marcarte fue la mejor decisión. - Comenzamos a caminar hacia donde se encontraban los demás.

Habíamos llevado algunas sombrillas para cubrirnos del sol, también había una caja fria para conservar a temperatura agua y sodas, lo demás no era muy relevante. Identificamos al grupo por ser aquellos que llevaban toallas color rojo y también por la pequeña parrillada que estaban haciendo, apenas unos metros a lo lejos llegaba el aroma a salchichas un poco pasadas de tueste y también a carne.

- Paseándose de esa forma ustedes dos. - Nos llamó la atención Angel cuando llegamos. - ¿Cómo es que esconden todo eso bajo la ropa?. - Ambos nos miramos. - Si Valentino los ve así me quitará el empleo para dárselo a ustedes.

- No te preocupes Angel, - Jamás aceptaría un empleo así. No es exactamente de mis gustos. - Valentino no está aquí. - Y eso era todo lo que importaba.

- Que alentador. - Dijo Vaggie luego de dar un sorbo a su botella con jugo.

- Me alegra que ustedes hayan venido. El hotel debe de estar completo, así tendremos una posibilidad mucho más grande de conseguir que los pecadores nos escuchen. - Y ahí nos rebeló sus intenciones.

- ¿Entonces planeas promocionar el hotel mientras estamos aquí?. - Era principalmente una pregunta que resolvería dudas pequeñas.

- Aquí hay muchas personas y me pareció buena idea. - Sonrió. - Incluso un musical aquí mismo no estaría mal. - Vaggie se llevó una mano al rostro, era evidente lo que quiso decir con ello.

- Supongo que sí, - El ciervo tomó un tenedor para pinchar una salchicha, me la entregó. - Hay que cubrir todos los ámbitos.

- ¿Lo ven?, Alastor tiene la idea. - Señaló al ciervo con otro tenedor. - Él entiende que incluso en estos sitios podría haber alguien a quien le interese redimirse.

El ciervo rojo, el ciervo azul...y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora