Capitulo 9

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Al menos si pudiera tener algún logro físico ese sería el único del que puedo enorgullecerme, por que lo hice con conocimientos certeros y aprendidos la mayoría de mi cervatillo, él me enseñó cosas muy importantes acerca del vudú, por eso estoy seguro y enorgullecido del funcionamiento de mi creación. En esa creación coloqué presión, amor y cariño, a pesar de las tensiones en las que fue hecho no lo afectan en absoluto, es un ser perfecto y complejo que nadie entiende, traté de captar la esencia total de la musa que plasmé, ese ser demoniaco y que adoro tanto.

Esta creación es mi hijo por que yo lo cree, yo diseñé y con suma precisión bordee pequeños detalles, con mis simples manos hice el trabajo que un diseñador jamás habría igualado, aunque mis dedos terminaron adoloridos y pinchados por la rapidez de mis puntadas, después de mucho esfuerzo lo logré, es mi orgullo como el ser vivo que fui.

- Esto...- Lo tomé, estaba tal y como lo recuerdo. Era un muñeco vudú de mi cervatillo. - Esto es tuyo.

- ¿Mio? - Él me miró extrañado. - ¿Me lo estás dando?

- Yo lo hice hace años, ¿No lo recuerdas?. Tú me diste la tarea de hacer un muñeco vudú y yo hice uno con tu imagen. - Y yo sabía que era el mismo por que al mío yo le había colocado una cola de ciervo al muñeco a pesar de que mi ciervo no tuviera eso. - Es este.

- ¿Y me lo mandaste?

- No, yo no lo hice. - No sabía como explicarlo para darme completamente a entender. No era posible que algo que dejé en nueva Orleans en mil novecientos treinta estuviera aquí justo ahora.- Esto es...

- ¿Es?. ¿No te estás simplemente confundiendo?. De seguro lo mandó un simple acosador.

- Yo sé que esto es algo que hice yo por qué...- Me daba un poco de vergüenza decirlo.

- ¿Por qué? - Él esperó mi respuesta.

- Por que, - Tomé al muñeco y le bajé los pantalones, este tenía debajo ropa interior de color rojo. - Este muñeco tiene el mismo color de calzoncillos del que yo hice.

- Oh...- Sabía que él pensaría que soy demasiado extraño. - Ya veo. Entonces lo hiciste tú.

- Si, lo hice yo. - Aunque no tenía idea de como había llegado aquí era maravilloso volver a ver una de mis creaciones. - A pesar de que han pasado tantos años sigue muy bien conservado, es tan lindo. - Con esa pequeña y linda expresión en su rostro, es como un pequeño ciervo.

- ¿Y funciona? - Me sentí ofendido por su pregunta.

- ¡Claro que funciona!. Aprendí muy bien a hacerlos por lo tanto funciona. - Estaba seguro de su funcionamiento a pesar de jamás haberlo comprobado.

- Ahora tenemos la misma apariencia tú y yo. Originalmente lo hiciste para mi y pudo haber funcionado mientras éramos de rostros diferentes, pero ahora que somos idénticos, ¿Tendrá efecto en mí o en ti ese demonio radio de bolsillo? - Una buena pregunta.

- No tengo idea.

- ¿Lo comprobamos? - Me pidió el muñeco.

- No tengo idea de lo que hablas. - De seguro que intentará averiguarlo de la forma más explicita, no es como que me moleste si no que no me gustaría que dañaran al muñeco, es que es tan adorable.

- Oh, si lo sabes. - Intentó tomarlo, yo lo alejé de su alcance. - Vamos, solo quiero probar que si puede utilizarse...- Como el depredador de nuevo se levantó decidido a probar su teoría de lo bueno que fui al elaborar al pequeño Alastor, yo al darme cuenta de eso retrocedí un poco, él avanzó con seguridad a mi. - No dolerá mucho, cuando sangremos me detendré.

El ciervo rojo, el ciervo azul...y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora