Bulletproof heart •Frerard•

Capítulo 10

¿No había nada de malo dormir con un amigo en la misma cama, verdad? Es decir, no harían nada raro salvo dormir juntos. Pero no era un delito hacer eso con un hombre casado, ¿no? Frank sentía que realmente era una muy mala decisión dormir con Gerard. No creía que fuera correcto, pero como el de ojos esmeraldas le dijo, sólo como amigos.

— Si quieres puedes dormir sin camisa, no me molesta — Dijo Gerard. Estaba dado vuelta sacándose su chaqueta — Si a ti no te molesta yo dormiré sin ella, se me hace más cómodo — Se quitó su playera y luego los pantalones de jean que traía puestos, sólo quedando en ropa interior.

— No hay problema — Contestó haciendo lo mismo que él, dejando a la vista todos sus tatuajes que le quedaban jodidamente sexy en todo su hermoso cuerpo. Y una vez que Gerard se dió vuelta lo miró de arriba a abajo y luego le sonrió con una muy tierna y preciosa sonrisa que él acostumbraba a hacer. Apagó la luz de la habitación y luego se metió a la cama que estaba fría. Frank hizo lo mismo que él, obviamente manteniendo su distancia para no sobrepasarse ni nada, él era un chico muy educado. Ver a Gerard sin remera y sin pantalones era la gloria, aquel joven de cabello rojo tenía un hermoso cuerpo. Su cintura era pequeña y su piel se veía suave y era muy pálida, como la de un vampiro, pero eso no era algo malo, le encantaba su piel. No había ningún tatuaje y quizás por eso le gustaba mucho lo que veía.

Gerard sin ropa... un sueño.

Gerard miró el techo y Frank hizo lo mismo, ninguno tenía sueño y había un silencio en toda la habitación que se volvía incómodo con cada segundo que pasaba.

— ¿Nunca pensaste en qué sería de tu vida si estuvieses con alguien de quién nunca pensaste enamorarte? — Y Frank lo miró — Yo sí. A veces pienso en qué sería de mi vida si estuviera con tal persona. Quizás sea feliz, quizás no. Quizás deba seguir mi corazón, o quizás deba hacerle caso a mis pensamientos estúpidos de siempre hacer lo correcto. No sé, siento que debo aprovechar al máximo mi vida con quien yo quiera.

— Opino igual — Contestó Frank mirando nuevamente el techo, y ahora era Gerard quien lo veía — Aunque nunca me fue bien en el amor. Así que digamos que no pienso mucho en ese tipo de cosas.

— ¿Nunca tuviste pareja?

— Tuve una hace muchos años. Ella era muy especial para mí. La amaba mucho, ¿sabes? y la verdad es que era un asco de persona, pero aún así y no sé cómo yo la amaba — Se quedó en silencio algunos segundos y luego decidió continuar —. Ella decía amarme, yo era un adolescente, tenía unos quince años. Un día la vi besarse con el que decía ser mi mejor amigo. Ese bastardo se llamaba Jepha, un maldito. Desde aquel entonces me sentí una mierda viviente. No confíe nunca más en nadie. Salvo en Bob, él siempre fue un buen amigo.

— Era una idiota — Frank lo miró confuso.

— ¿Qué?

— Que ella era una idiota. Nunca supo valorar el excelente y hermoso chico que eres — Ambos jóvenes se miraban a los ojos, se transmitían muchas cosas con las miradas y sabían que hablar no era necesario. Gerard tenía una pequeña sonrisa en su angelical rostro y Frank le imitó haciendo lo mismo, por alguna razón verlo sonreír le alegraba el momento.

— ¿Puedo preguntarte algo? — Dijo sin despegar los ojos de los de Gerard, quien asintió — ¿Por qué estás con un tipo que no te valora? — El pelirrojo suspiró y luego de un rato negó con la cabeza repetidas veces.

— No sé, yo lo amo.

— ¿pero?

— Pero me duele que siempre esté lejos o que siempre tenga algo que hacer así de la nada. Me duele que no me bese, que no me toque, que no me mire como lo hacía antes. Voy al gimnasio siempre para verme lindo para él, pero aún así no se molesta en darme aunque sea una mirada. Me teñí el cabello de rojo y en vez de decirme algo lindo, me humilló delante de toda su familia diciendo que tenía menstruación de mujer en la cabeza. Y esas cosas hacen que te sientas mal contigo mismo y con aquella persona que te pide perdón con un beso en la mejilla cuando están solos en casa y luego que se vaya de viaje por tiempo indeterminado. Es doloroso saber que hago mucho esfuerzo para tratar de contactarlo y así poder hablar aunque sea por teléfono con él, pero siempre me da ocupado. Esas cosas me duelen.