¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era media tarde cuando nos preparábamos para salir de la empresa, estaba en la oficina con Rivaille terminando de arreglar unos documentos que Erwin nos había pedido ya que se debían entregar a la distribuidora para después pasarlos a la maquinaria.
—No puedo creer que hayamos terminado esto en menos de dos horas —reí.
—A eso se le llama trabajar bajo presión y lo odio, ahora tengo dolor de cabeza.
—Llegando al departamento te doy una tableta para que se te pase el dolor —le sonreí.
—¿Qué tal si mejor me das un besito?
Santa mierda. Nunca lo había escuchado hablar de esa manera. Es lo más tierno que me había dicho en todo este tiempo, mi corazón dio un vuelco en mi pecho haciendo que todo en mi estómago revoloteara. Le sonreí con las mejillas sonrojadas y me acerqué a él sentándome en sus piernas.
—No sólo te voy a dar uno... Te voy a dar muchos —comencé a pasar mis labios sobre todo su rostro provocando que soltara una ligera sonrisa.
—Si fuera otra persona la que estuviera haciendo esto, sin duda me daría asco.
Me alejé ligeramente de él y lo miré.
—Me siento especial —sonreí victoriosa.
—Lo eres.
Sonreí ante su comentario y volví a besarlo lentamente en los labios. Unos segundos después escuchamos una voz que hizo separarnos.
—Oh, pe-perdón...
Mina se disculpó rápidamente y me levanté poniéndome de pie junto al escritorio de Rivaille.
—A la próxima, toca la jodida puerta antes de entrar —en su voz se podía notar el enojo que tenía.
La pobre Mina sólo asintió un par de veces temerosa mientras volvía a disculparse. No podía soportar verla de esa manera, así que hablé para que la incomodidad desapareciera.
—¿Qué necesitabas, Mina?
—S-sólo venía a traerles el informe que me pidieron, tardé un poco porque en archivo no lo encontraban, tuve que pedírselo a Historia.