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Y lo que más duele de un "tenemos que hablar" es que tú no hablas, sólo escuchas mientras te rompen el corazón. Y no sabía que eso estaba por suceder.
—Charisse... No va a funcionar, creo que es hora de ponerle un punto final a todo esto.
Mi corazón dejó de palpitar. El mundo dejó de rotar. El aire dejó de llenar mis pulmones. Un sonido sordo inundó mis oídos.
No, él no acababa de decir eso.
No quería creerlo.
El silencio reinaba aquella pequeña oficina donde ocurrieron muchas cosas hermosas, y que ahora también iba a presenciar una dolorosa escena que iba a hacer sufrir a uno de los dos. Quería evitarlo pero algo en mí sabía que eso pasaría tarde o temprano.
—De verdad, esto no puede seguir así... Después de lo que sucedió ayer me di cuenta que está mal.
Cada palabra se clavaba en mi corazón pero no lloraba. Sólo estaba ahí, sentada en el mismo lugar con el libro en mi pecho, esperando a que terminara de decir todo lo que sentía. Mi mente estaba en blanco y no podía pensar, ni siquiera podía articular palabra alguna.
Lo miraba a los ojos y estos no tenían ninguna expresión. Ni siquiera tristeza o seriedad. Había aprendido a esconder bien sus sentimientos.
—Creí que sólo sería una molestia pasajera, pero no fue así. Charisse... No podemos seguir con esto, no podemos seguir juntos.
Ahí fue cuando mi cabeza hizo click. Estaba pasando, era real. No era un sueño. Rivaille estaba terminando conmigo. Y si estaba haciéndolo sólo puede significar una cosa.
Dejó de quererme.
—Algo ha cambiado en ti, por mí, lo sé. Ahora eres callada, seria, rebelde... Ya no eres más esa chica tierna Charisse.
