¿Podrías escucharme? •Brightwin•

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Iba a pedir que tocará otra canción, pero tenía que ser fuerte. Me había sentado a su lado para ser el perfecto entrometido no para escucharlo cantar y tocar.

Sacudí suavemente mi cabeza, como si intentara deshacer el hechizo que la dulce voz del chico me hizo.

—sí, sí, lo que digas —dije intentando parecer desinteresado haciéndome a lado para que el chico quitará su mano de mi cabello.

Bright rió suavemente y alejó su mano para volver a su guitarra.

—¿Estuviste aquí todo el tiempo? —pregunté.

—así es —me contestó con una leve sonrisita— estuve todo el tiempo aquí.

—oh, ya veo... Y ¿Porqué no fuiste a clases? Digo, pudiste venir aquí después de que terminaran ¿No?

—Mm, sí, pero tenía muchas cosas en la cabeza, tocar me relaja, por eso decidí venir aquí. Se suponía que sólo me saltaría una clase, pero... digamos que me despisté un poco y se me pasó el tiempo... —me mostró sus dientes en una sonrisa culpable.

—¿Un poco? ¿En serio? —reí ante su confesión—. Deberías dejar de faltar a clases, los exámenes serán muy pronto —le aconsejé.

—okey, no faltare más a clases —me dio la razón—. pero, sólo porque no quiero que me extrañes.

Bright había vuelto a sus bromas habituales y debía de admitir que había extrañado escucharlas.

—¿extrañarte? ni lo sueñes —reí suavemente—. Que moles-

—Lo sé, lo sé "que molestia eres" ya había escuchado algo parecido a eso —me interrumpió para completar la frase—. Lo siento, tendrás que aguantarme, no voy a intentar evitarte otra vez, es muy difícil.

—Sólo estoy bromeando, no lo tomes en serio.

Si no quería volver a pelear con Bright debía acostumbrarme a sus tontas bromas, debía ser completamente sincero. Él era parte del grupo de mis amigos y no quería que las cosas se volvieran incomodas nuevamente.

—En realidad...—tomé valor para hablar con sinceridad—tal vez... te extrañaría, digo, no tendría con quien pelear en el salón y sería aburrido ¿cierto?...

El lindo chico rió al escucharme, dejo su guitarra a un lado y me miró a los ojos por unos segundos, segundos que parecían una eternidad.

—Fui tonto al pensar que dejarías de gustarme si no te hablaba por un tiempo —me sonrió—. ¿Quién podría desenamorarse de alguien tan lindo como tú?

Sabía que Bright era directo, pero aún así sus palabras hicieron que sintiera escalofríos.

—¿yo?... Amm —no sabía que contestar. Me sentía apenado y mis mejillas estaban calientes.

—Tan lindo y tonto —rió al ver mi reacción.

—¡No soy tonto! no te rías —lo empujé suavemente para que se detuviera.

—Bien, no lo eres, lo siento, lo siento —dejó de reír, pero mantuvo una pequeña sonrisa—. Win, ¿me darías otra oportunidad? 

—¿Otra oportunidad? ¿Para qué? —no entendía a que se refería.

—Para conquistarte, esta vez no me rendiré tan fácil.

¿Cómo podía preguntarme algo así?. Sí antes sentía mis mejillas calientes ahora estaban ardiendo.

—¿Ah?... ¡¿Te volviste loco?! ¿Porqué me preguntas eso? —cubrí mis mejillas poniendo las manos sobre ellas. Realmente estaban calientes y eso era molesto. No quería que Bright me viera de así.