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No tenía idea de cuántas horas pude dormir pero estaba seguro de que no fueron muchas.
La alarma de Bright sonó, hora de ir a la estúpida escuela otra vez. Me levanté y miré a Bright, él aún dormía plácidamente ¿Acaso no escuchaba la alarma? Ese chico tenía el sueño más pesado que había visto. La alarma dejó de escucharse y al instante volvió a sonar otra. ¿Cuántas alarmas tenía este hombre? ¿Qué hora era?. Busqué mi teléfono para ver la hora pero no lo encontraba, seguro lo había dejado mi mochila, ya que día anterior había guardado más cosas en ella para quedarme en casa de Bright y mi uniforme estaba ahí también, no sabía donde la había puesto la mamá de Bright así que tendría que preguntárselo a su tonto hijo.

—¡Bright, despierta!, Apaga tus estúpidas alarmas de una vez —me acerqué a su cama para que me pudiera escuchar mejor.

Él sólo tomó su almohada con los ojos cerrados y me la lanzó, la suerte hizo que me diera justo en la cara.

—Deja de molestar madre, quiero dormir —dijo él. Al parecer aún estaba medio dormido.

—¡No soy tu madre!, solo levántate de una vez, quiero saber dónde está mi... —antes de terminar la frase le quité las cobijas con brusquedad esperando que este me hiciera caso de una vez, y lo ví. Él estaba sin sus pantalones de pijama, llevaba unos boxers grises que eran realmente apretados y su playera estaba un poco levantada dejándome ver un poco su abdomen—. ¡Bright!, ¿Qué rayos?, ¡¿por qué no estás usando pantalones?! —Mordí mi labio con pena, estaba más rojo que un tomate. No podía dejar de mirarlo ¡¿Por qué no dejaba de mirarlo?!

Bright abrió los ojos y me vió confundido aún medió adormilado.

—¿Por qué me estás gritando desde tan temprano? —se talló un poco uno de sus ojos y miró a donde yo miraba—. Ah!, Eso, bueno, en la noche me dio calor y sólo me quité el pantalón, es todo —boztesó mientras se estiraba un poco sobre la cama.

—Bright, debiste haberme avisando, ¡ponte algo rápido! —lo tapé con las cobijas otra vez. No podía pensar con claridad.

—¿Cómo pensabas que iba a avisarte? Estaba dormido Win —me miró confundido aún acostado en la cama—. Además ¿Qué tiene de malo? Eres hombre, no es como si nunca hubieras visto ropa interior masculina —dijo algo molesto quitándose las cobijas nuevamente para levantarse.

—bueno, yo... —No sabía como podía justificar mi reacción, así que cambié el tema—. Sólo dime dónde está mi mochila.

—Mi madre siempre pone las cosas de los invitados en el mueble de la entrada, ve a ver si está ahí —dijo sin mirarme y abrió su clóset buscando su uniforme.

—Bien, iré a buscarla —Salí de la habitación, cerré la puerta y sentí como podía volver a respirar bien después de salir de ahí.

Bajé las escaleras y la mamá de Bright ya estaba sirviendo el desayuno en la mesa del comedor, tal vez la señora no sé había quedado en el hotel anoche o pudo haber regresado muy temprano.

—oh, buenos días —dijo la señora al verme —. Tu mochila está ahí —apuntó al mueble que Bright ya me había dicho—. Hoy yo los llevaré a la escuela, ponte el uniforme rápido y dile a Bright que baje a desayunar contigo después de que estén listos.

Sonreí con amabilidad y asentí al escuchar las indicaciones de la señora. Tomé mi mochila y subí al cuarto de Bright nuevamente, llamé a la puerta de su cuarto, está vez no quería encontrarme con algo que no quería ver.

—¿Si?, ¡Ya estoy despierto mamá!, En un momento bajo —dijo detrás de la puerta.

—No... ah, soy Win, ¿dónde está el baño? —pregunté esperando que este me haya escuchado.

¿Podrías escucharme? •Brightwin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora