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La semana de exámenes no fue tan pesada como creía, sentía que me había ido bien en la mayoría de mis exámenes y los proyectos que entregué tuvieron una buena nota. Por un momento me sentí pleno, me sentí libre.

Jai no había vuelto a hacer otro escándalo parecido al de días anteriores, se mantenía lejos de nosotros y aunque parecía no hacer nada yo me mantenía alerta. Por fin admitía lo que sentía no iba a permitir que alguien me arrebatará a Bright tan fácil.

Como de costumbre comíamos en una de las mesa de la cafetería. El descanso era el tiempo que más atesoraba. Podía tomar la mano de mi chico sin miedo a que algún profesor nos descubrirá. Mucha gente suele disfrutar de la adrenalina que da una relación secreta, pero en mi caso era todo lo contrario, aquello me ponía realmente nervioso, odiaba ese sentimiento y sólo por eso preferiría evitar cualquier posibilidad de que nos descubrieran. También admitía que la amenaza de Jai me asustó, lo mejor era mantenerme un poco distanciado de Bright cuando él pudiera vernos, lo que menos quería era que pensará que intentaba provocarlo o algo así.

—¿Te comerás eso? —preguntó Mike viendo lo que quedaba de mi almuerzo. Por su expresión sabía que aún estaba hambriento.

—Oh, no, es todo tuyo —Contesté y le dí la comida. Bright me miró preocupado después de eso.

—Amor, ¿Seguro que no estás enfermo? —tocó mi frente asegurándose de que no tuviera fiebre.

Aún no podía acostumbrarme a la atención y los apodos cariñosos del chico lindo, Bright sonaba como un tonto, pero no podía evitar sonreír cada que lo escuchaba referirse a mí de esa forma, me parecía extrañamente agradable.

—Estoy bien Bright —Tome su mano y la aparté de mi frente con cuidado—. ¿Por qué crees eso?

—No has comido mucho está semana y sé que estabas preocupado por los exámenes, pero ya terminaron. Debes comer bien, no quiero que te enfermes de verdad —lo miré a los ojos, su preocupación era genuina.

Bright tenía razón, había estado comiendo muy poco, pero no era por los exámenes. La pasé mal esa semana, me dolía cabeza y sentía el estómago revuelto todo el tiempo, claro que no tenía mucho apetito. Pensar en lo que Jai podría hacer me ponía ansioso de la peor manera.

—Vamos Bright, no es para tanto —le sonreí con delicadeza intentando despreocuparlo.

—Sólo prométeme que comerás bien.

—¿Y si no qué? —le dirigí mi mejor mirada retadora. Jugar con el chico lindo me mantenía distraído, además de que no quería que tomara el tema demasiado en serio.

—Si no tendré que darte la comida yo mismo —Me miró de la misma manera. Yo abrí la boca esperando que me diera de comer, pero sorpresivamente él se acercó a mi oreja para decir algo —Claro, de boca a boca, cariño.

Me aparté de él, estaba sorprendido, no me esperaba nada eso.

—Eres un asqueroso —Dije. Mis mejillas estaban calientes, seguro lucía tan rojo como tomate.

Él me lanzó un besito para después burlarse de mí riendo, no tuve otra opción más que unirme a él y reír también.











En clase no estaba prestando mucha atención, estamos viendo un tema aburrido y no me sentía con ganas de escuchar. Miré a mis lados esperando distraerme con algo, en ese momento noté que Mike tampoco prestaba atención a la clase y usaba su celular ocultándolo con el libro intentando que nadie lo viera, cosa que no hacía muy bien ya que yo podía verlo perfectamente.

No tenía otra cosa mejor que hacer así que tome mi celular y le envíe un mensaje.


"Me"

¿Podrías escucharme? •Brightwin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora