◇◆◇ SIETE ◇◆◇

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-Sí, JunKyu, tú, Yedam y yo.

-¿Quién es YeDam? - inquirí medio confundido.

-El hermano de JunKyu.

De pronto recordé la conversación que él había tenido con JunKyu anoche y que había mencionado a un Yedam como su hermano.

-Oh- musité-. Me encantaría- sonreí amable.

-¡Le diré a JunKyu para que organicemos todo!- me abrazó de nuevo dando brinquitos como un niño pequeño.

Así era Haruto; dulce, tierno, cariñoso, frágil y entusiasta, era un niño pequeño encerrado en el cuerpo de una persona adulta de veintidós años, aunque eso sí, algunas veces podía llegar a ser muy maldoso.

-Oye- musité cambiando repentinamente de tema- Quiero ir al tan famoso puente de los suspiros, quizá pueda tomar algunas fotografías.

-Il ponte dei suspiri. ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa- dijo- Mas bien deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman sus fotografías allí.

-Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces- me encogí de hombros.

-Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.

-¿Al qué? Haruto, ¿te molestaría hablarme en mi idioma?

Él rió.

-Al Palacio del Duque.

-Gracias. ¿Me llevarás al Puente de los suspiros?

Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.

-Está bien. Te llevaré mañana.

-Gracias, Haruto. Eres el mejor- y fui yo quien empezó el abrazo ahora.

Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa y de videojuegos que allí había. Comimos en un pequeño restaurante de pollo y luego llegamos cansadísimos al departamento.

Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.

-¡Es JunKyu!- anunció jovialmente Haruto y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacia la puerta.

Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.

-¡Amor!- Haruto se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él lo recibió cálidamente.

La fierecilla se removió incómoda.

-Ven, pasa.

Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.

-Mashiho, hola - mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer bello, único.

Me giré para mirarle.

-Hola, JunKyu- le sonreí.

-¿Cómo va tu primer día en Venecia?- preguntó.

-Cansado- musité y reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntado acerca del vuelo. Supongo que él también se acordó, porque rió de la misma manera que yo.

-Ojala los demás no sean siempre así- comentó y sonrió, luego miró a Haruto para entablar conversación con él.

Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa italiano que se proyectaba en la televisión.

-¿Estás nervioso, cielo?- le preguntó a Haruto.

-¿Sobre qué?- inquirió él confundido.

-Sobre tu entrevista de trabajo, mañana.

-¿Mañana es siete?- la voz de Haruto sonó alarmada- ¡Dios, lo olvidé!

Entonces me giré de nuevo para mirar.

-¿Tienes una entrevista de trabajo?- pregunté realmente emocionado.

-Sí y... ¡oh!- se quedó en silencio durante unos segundos - ¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento, lo siento!- se acercó a mí- Es que no recordaba lo de la entrevista, perdóname.

Tardé un segundo en comprender por qué me pedía disculpas.

-Oh, Haruto, no. No te preocupes, bestia- le sonreí-. Iremos otro día a visitar el puente.

-¿No estás enojado?

-¿Yo? Para nada, al contrario. ¿De qué es el trabajo que solicitas?

-Enfermería en el hospital de la Isla de Torcello. ¡Tengo una idea!- dijo de pronto, como si la primer parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio- Amor, ¿podrías tú llevar a Mashi a Il ponte dei suspiri?

Los ojos se me abrieron de par en par ante la sorpresa y luego miré el rostro de a JunKyu, tan bello como el de un ángel. Él también me miraba con sus ojos marrones.

✨ 𝕸𝖆𝖓𝖚𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝖑𝖔 𝖕𝖗𝖔𝖍𝖎𝖇𝖎𝖉𝖔 | MashiKyu✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora