◇◆◇ NUEVE ◇◆◇

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Los golpes en la puerta me despertaron y entonces me percaté de la voz de Haruto del otro lado.

-¡Takata Mashiho, levántate ya!- gritó.

Me removí entre las sábanas y no hice intento alguno por abrir los ojos.

-¡Bestia!- volvió a golpear la puerta- Junkyu vendrá en cualquier momento.

¿Junkyu?

Abrí los ojos completamente despierto y aventé la sábanas hacía un lado. Salí de la cama en un santiamén y abrí la puerta. Haruto corría de un lugar a otro en busca de algo.

-Yo creí que no te levantarías nunca- farfulló.

-¿Qué buscas?- pregunté.

Mi mochila, puedo jurar que la dejé aquí- apuntó al sofá.

Miré el reloj, faltaban veinte minutos para las seis de la mañana. ¿Cuánto se tardaría Junkyu en llegar?...

...¿Por qué me preguntaba eso?

-Busca en tu cuarto, Haruto- musité.

Él me miró y salió corriendo a su habitación.
Dos segundos después llamaron a la puerta.

-Mashi, por favor abre- me gritó Haruto desde su cuarto.

Caminé perezosamente hasta la puerta y la abrí.

Lo que vi me deslumbró por completo.

-Buenos días- me sonrió y aquella fierecilla enjaulada saltó de un lado a otro en su pequeña cárcel.

-Buenos días, Junkyu- le devolví la sonrisa-. Pasa.

Le abrí camino y me le quedé mirando mientras pasaba a mi lado, llevaba puesta una chaqueta negra al igual que los ajustados pantalones que traía, por dentro de la chaqueta se alcanzaba a ver una camisa de color blanco. Usaba unas gafas de sol que le daba un aspecto más comercial a su rostro, parecía de esos modelos que sólo ves en televisión.

-Bonita pijama- musitó mirando mi atuendo.

Enrojecí hasta los huesos y me mordí el labio inferior completamente apenado. Nadie, exceptuando a Haruto, me había visto en pijama, mucho menos en la que traía ahora, ya que era de ovejitas.

-Gracias- murmuré.

-¿Dónde está Haruto?

-En...

-¡Aquí!- salió de su habitación con la mochila en su hombro y me interrumpió.

-Hola, hermoso- dijo él y luego se acercó para besarlo.

Desvié mi mirada, dándoles privacidad y me escabullí hasta mi cuarto. Privacidad, ¿eso quería darles? O sólo quería calmar a la fierecilla que de pronto se sintió incómoda.

Me vestí rápidamente y me peiné, bueno, en realidad sólo acomodé la manera en la que mi cabello se veía, pero no me molesté en buscar un cepillo y esas cosas para peinar.

-¡Mashiho! Debo irme- gritó Haruto desde algún lugar cercano a la puerta.

Salí del cuarto no sin antes tomar mi cámara fotográfica.

-Te veo más tarde, espero se diviertan- dijo-. Los amo, a los dos.

-¡Suerte!- dije, pero él ya había cerrado la puerta.

Miré entonces a Junkyu, quien se encontraba parado mirándome a mí.

-Creí que íbamos a desayunar en pijama- musitó divertido al notar mi cambio de ropa.

El rubor corrió de nuevo por mis mejillas y bajé la cabeza.

-Es muy temprano para desayunar- musité.

El rió.

-¿Entonces... quieres que nos vayamos ya? El camino no es muy corto.

-Claro- sonreí y él me hizo seña de que saliera del departamento.

Tomé mi estuche y me lo crucé por el cuerpo, echando allí mí cámara; luego él me abrió la puerta y me dejó pasar primero. Se deslizó después hacía mi lado y caminó junto a mí, su perfume, mezcla de canela y menta se introdujo en mi nariz.

-¿Escaleras o ascensor?- preguntó.

Escaleras, es el tercer piso- decidí.

Sonrió como si le hubiera gustado mi elección.

Esperó a que yo me adelantara y luego me siguió muy cerca. Cuando salimos del edificio, caminé hacia la derecha muy decidido.

-¿A dónde vas?- preguntó Junkyu y me giré a mirarle, entonces me di cuenta de que ya no me seguía sino que estaba parado y reía.

-Pues, a tomar un taxi o un autobús- me encogí de hombros confundido.

Él rió con ganas y sus carcajadas atronaron en mis oídos como la entonación de una cascada al caer al lago.

No comprendí qué le resultaba tan gracioso y fruncí el ceño.

-No pensarás que tomaremos un taxi hasta allá, ¿verdad?- dijo medio serenado-. Porque si es así, no creo que tengas el dinero suficiente como para pagar el viaje, recuerda que no está muy cerca el lugar- río de nuevo-. Y no hay autobuses hasta ese lugar, a menos de que tomes tres o cuatro.

Me quedé en silencio y relacioné sus palabras con sus acciones.

-¿Te estás burlando?- volví a fruncir el ceño.

La carcajada melodiosa que aun salía de su garganta enmudeció, y su rostro se volvió serio y cauteloso.

-No- dijo.

-¿Entonces por qué te ríes?- enarqué una ceja.

-Porque me pareció un poco... gracioso- aún bajo las gafas de sol, su expresión era como la de un niño que es regañado por su madre.

-Para mí no es gracioso- dije severo pareciendo enojado.

-Lo siento yo...

Estallé en fuertes risotadas interrumpiendo su disculpa y se me quedó mirando extrañado.

-¡Caíste! Creíste que me había disgustado- alcancé a soltar entre risas.

Su rostro dejó la seriedad y precaución y se dibujó en él una bella sonrisa.

-Eres malo- musitó y luego río.

-Sólo a veces- reí-. Pero bueno, ya hablando en serio, ¿en qué nos vamos a ir?- inquirí.

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Una chava me pregunto si podría subir otro capítulo porque la espera la carcomía
Y pues bueno otros dos capítulos porque estoy de buenas  :)

En un rato les subo el otro capítulo. Gracias por leer, no se olviden de votar 💖

✨ 𝕸𝖆𝖓𝖚𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝖑𝖔 𝖕𝖗𝖔𝖍𝖎𝖇𝖎𝖉𝖔 | MashiKyu✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora