◇◆◇ CUARENTA Y SIETE ◇◆◇

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Maratón 5/6

Me estaba confundiendo horriblemente; estaba entre el 'sí' y el 'no' acerca de descifrar sus sentimientos hacía mí. Juro que no lo entendía.

Cuando me hube sentado, los miré acomodados en la pista, bailando una canción y no una melodía, aunque era igual de lenta.

Tenía que deshacerme de inmediato de todas mis especulaciones, de todo tipo de pensamiento en el que cavilara a Junkyu. Él no debía de estar rondando en mi cabeza, vagando junto a las fantasías implacables que se desataban con cada mirada o tacto suyo.

Volví a prestar atención a ellos. Eran la pareja perfecta, sin duda. Y aunque estaba terriblemente confundido por el actuar de Junkyu; sí tenía una cosa en claro... no permitiría que jugara conmigo, ni mucho menos con Haruto, y por supuesto, tampoco que le rompiera el corazón.

-Vuoi ballare con me?- la voz de una joven de cabello suelto me hizo mirarle.

Me tendía la mano, como JunKyu lo había hecho antes. Pude adivinar entonces que me pedía un baile. Pero no tenía muchas ganas de bailar.

-Lo siento, no hablo italiano- dije sonriéndole.

-Oh, parli coreano, ma per favore balla con me -no sabía qué había dicho, pero no quitaba la mano extendida hacía mí.

Miré hacía la pista de baile y Haruto y Junkyu seguían allí, moviéndose al sonido de la música. Yo no tenía que quedarme aquí sentado, abandonado; además la chica que me pedía un baile era linda. Su pelo castaño que caía sobre sus hombros se veía suave, sus ojos avellana y sus labios rosados y rellenos me recordaron en cierta parte a Junkyu, aunque en versión femenina.

-Qué más da- farfullé y me levanté de la silla aceptando la invitación de baile.

Ella me sonrió y me condujo hasta la pista, en donde al instante atrajimos la atención de la pareja a mi lado. Haruto y Junkyu.

Haruro me sonrió, mientras que JunKyu frunció el ceño. ¿Y ahora qué pretendía? ¿Quería tenernos a Haruto y mi para él nada más? Pues estaba muy equivocado, aún así me doliera en lo más profundo de mi alma, él sólo sería de Haruto, nada más.

Les di una sonrisa de autosuficiencia, sintiéndome orgulloso no sé de qué. Y volví mi mirada a la chica que bailaba conmigo, mientras que la de Junkyu no se despegaba de mí.

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No podía conseguir pegar los párpados después de esa noche, daba vueltas y vueltas en mi cama, siendo la una de la madrugada; apenas había pasado una hora y media desde que habíamos llegado al departamento.

Exhalé agobiado y me levanté por un vaso de leche, para ver si así conseguía que el sueño se compadeciera de mí. Serví el líquido blanco en un vaso y luego de darle un sorbo, escuché un murmullo en la habitación de Haruto. Curioso me acerqué a su puerta, con paso sigiloso, seguro estaría hablando dormido. Cuando estuve detrás de la puerta, alcancé a percibir su voz perfectamente sobria, sin atisbo alguno de somnolencia, hablaba con alguien, pero, ¿a estas horas? ¿Con quién?

Agudicé el oído, queriendo encontrarle sonido entendible a su murmullo.

-Es que no sé que pasa, Yedam. Siento que no va muy bien...

¿Yedam? ¿Estaba hablando con Yedam? ¿Qué era lo que no iba bien? ¿No sabía qué cosa?
Las preguntas comenzaron a formularse en mi cabeza por sí solas. Pero decidí mejor darle privacidad, a fin de cuentas esperaba a que me lo contara mañana.

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Los delicados rayos de sol que apenas se colaban por mi ventana iluminaron lo suficiente mi habitación como para hacer que me despertara. Me revolví entre las sábanas y miré la hora cuando abrí por completo los ojos, iban a ser las once de la mañana. Me estiré haciendo que un montón de huesos me tronaran, luego le abrí el paso a un bostezo.

Me levanté perezosamente y salí de mi habitación. Me llevé una sorpresa al ver a Haruto allí, sentado en la cocina, desayunando.

-¿No trabajas hoy?- le pregunté confundido.

-No, el señor Vittore me dio el día para prepararme para el viaje- contestó levantando su plato del pretil.

-Claro, lo olvidé- musité un tanto confundido, porque esta vez, Haruto no había decidido despertarme con esos molestos golpes en la puerta, como era su costumbre-. ¿Qué desayunamos?- le pregunté para no pensar en lo anterior.

-Lo siento, yo ya desayuné- me miró-. Tenía mucha hambre, además tú estabas dormido y no quise despertarte.

Eso sí que era raro pero traté de ocultar mi expresión de desconcierto.

-Oh, bueno, no te preocupes- musité.

-Saldré por un rato, iré a comprar algunas cosas que me faltan para el viaje- me avisó retirándose de la cocina.

-¿Irás solo?- quise saber.

-Sí, es que tengo que hacer miles de paradas, ya sabes- se encogió de hombros y luego entró al baño para lavarse los dientes.

-Claro- murmuré distraído. Sabía muy bien cuando Haruto quería estar solo.

Recordé la conversación que tuvo anoche con Yedam, pero él parecía como si no fuera a decirme nada, así que traté de ser sutil para lograr que hablara aunque sea un poco. Oí cómo le cerró a la llave del agua y luego lo vi salir del baño.

-Anoche no pude dormir- empecé a decir- Me costaba pegar los ojos- bromeé esperando a que ella hiciera un comentario parecido.

-Oh, yo creí que serías el primero en caer como piedra a la cama, siempre te cansas mucho- dijo buscando ahora su bolso.

-Sí, pero no logré conciliar el sueño sino hasta las dos de la mañana- insistí.

-Qué mal- fue todo lo que dijo, porque el silencio hizo presencia debido a que yo ya me había dado por vencido. Él no me contaría nada.

-¿A qué hora vendrás?- inquirí sintiéndome pésimo por la fría conversación.

Se encogió de hombros indiferente.

-Vendré a comer, no te preocupes- me sonrió débilmente-. Te veo al rato- se dirigió a la puerta y salió por ella sin decir nada más.

Me quedé allí traspuesto mirando la puerta de madera que se encontraba cerrada, preguntándome qué era lo que ocurría con Haruto. Qué había hablado con Yedam para que estuviera actuando de esta forma. O qué había visto él anoche.

En definitiva, irme sería la mejor opción.

Fui a vestirme y decidí salir, necesitaba que alguien me escuchara y qué mejor que Hyunsuk para ello. Garabateé en un papel una disculpa para Haruto, no estaría para la comida, y luego lo pegué en el refrigerador y salí por la misma puerta por la que él había salido hace media hora.

Caminé hasta el laboratorio de fotografía de los Choi, viéndome los pies mientras lo hacía. Sabía que estaba hiriendo a Haruto, aunque él no me dijera ni una palabra al respecto, lo conocía bastante para saber que lo hacía; y eso no me lo podía permitir.

A los pocos minutos, divisé el laboratorio al otro lado de la calle, y corrí hacía él como si fuera alguna roca que me refugiara de la marea. Cuando entré y la oscuridad propia del lugar me acogió, visualicé dos figuras al fondo.

-¿Hyunsuk?- pregunté.

Las figuras se movieron y cuando la escasa luz del exterior les dio en la cara reconocí a Jihoon a lado de Hyunsuk .

-¿Jihoon?- inquirí confundido.

-Hola, Mashiho- me dijeron los dos al unisón.

-Con razón ya no te he visto- bromeé con Jihoon e inmediatamente sus mejillas tomaron un color rosado claramente visible...

✨ 𝕸𝖆𝖓𝖚𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝖑𝖔 𝖕𝖗𝖔𝖍𝖎𝖇𝖎𝖉𝖔 | MashiKyu✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora