◇◆◇ TREINTA Y NUEVE ◇◆◇

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El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

-Hola- musitó bañando al coreano con un matiz inimitable de italiano.

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.

Como no hablé para nada, Doyoung volvió a la plática con Junkyu.

-Non parla nemmeno coreano- dijo confundido.

Junkyu soltó una carcajada que al instante supo contraer.

-Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale - le dijo él, con amabilidad-. Beh, è meglio andaré- el pesar en el rostro de Junkyu apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.

-Ma se siete appena arrivati!- parloteó el sujeto tras la barra.

-Sì, ma siamo di fretta- una mueca se dibujó en el rostro de Junkyu.

-Okay, okay. Saluto Haruto.

-Chiaro- Junkyu sonrió fugaz.

-Hasta pronto, Mashiho. Me dio mucho gusto conocerte- me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el coreano.

-Adiós, Doyoung- musité tímido.

-Arriverdeci- dijo Junkyu despidiéndose con el movimiento de mano también.

-Arriverdeci, Junkyu- dijo él.

Junkyu me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.

Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Haruto. Me sobresalté.

-¿Qué hora es?- le pregunté a Junkyu.

Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.

-Las ocho con cuatro- contestó como si nada.

-¡Haruto ya está en casa!

-Conduciré rápido

¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos? Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente. Callándolas.

Subí a la Hybrid de Junkyu cuando este me abrió la puerta. El tiempo se me acababa; había pasado un buen rato con él, sin embargo para mí pareció sólo la prolongación de lo que dura un suspiro y ahora iba a ponerle final al día, a mi tarde con él.

Condujo hasta el departamento de Haruto, y en el camino casi no hablamos debido a que mi cabeza se encontraba hundida en pensamientos, buscando alguna manera de explicar la situación. Situación que a Junkyu parecía no preocuparle.

Cuando llegamos y él estacionó frente al edificio, me congelé en el asiento por que aun no tenía el pretexto ideal para decirle a Haruto. Hoy era una de esas noches en las que la cabeza no me daba para más, más que para sostener el cabello.

El rugido del motor se detuvo y el silencio se produjo la instante.

-Listo, subamos rápido- dijo Junkyu satisfecho del tiempo que había tardado en llegar. ¿Veinte minutos se le hacía poco?

-Espera- le sujeté del brazo antes de que bajara.

Me miró intrigado.

✨ 𝕸𝖆𝖓𝖚𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝖑𝖔 𝖕𝖗𝖔𝖍𝖎𝖇𝖎𝖉𝖔 | MashiKyu✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora