◇◆◇ TREINTA Y TRES ◇◆◇

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El sólo contacto de su mano con mi brazo, hizo arder mi piel. Me giré a mirarle, esperando algo parecido al extraño comportamiento de ayer, pero su mirada era distinta, era como siempre había sido, tierna, inspiradora, brillante.

-¿Podemos hablar un minuto?- pidió y su voz de terciopelo acarició mis oídos.

Asentí y me soltó.

-Creo que... - comenzó y al instante bajó la mirada- Que te debo una disculpa- musitó pero yo me quedé en silencio, porque en realidad no sabía qué decir.

Entonces él levantó su mirada y capturó mi rostro, como no dije nada, continuó hablando.

-Por lo de ayer, la... extraña discusión que tuvimos, yo... eh... debí agradecerte, aunque no le veo nada de malo darle una simple flor a un amigo; pero tienes razón.

-¿En qué tengo razón?- pregunté hablando por primera vez con él desde que inició el día.

-En que a quien debo de darle ese tipo de cosas es a Haruto, él es mi novio- esbozó una tenue sonrisita- ¿No?

Me quise morder la lengua. Retractarme de las palabras que había dicho ayer, pero ya no podía, además era verdad, yo tenía razón, y me dolía tenerla.

-Claro, sí- sonreí también. Aunque fingidamente.

-Entonces...- vaciló- ¿Estamos bien? Digo, somos amigos, ¿verdad?

Amigos. La palabra rebotó en mi mente como pelota de ping pong. Me dolió.

-Claro, amigos- esbocé una tenue, apenas visible sonrisa.

-Genial- su sonrisa se volvió amplia.

-¡Junkyu, Mashi! ¿Por qué se quedaron allí?- Haruto salió de nuevo a la vista y nos tomó de la mano a cada uno, llevándonos con él- Mashi, vi unos trajes preciosos, te encantarán... nos veremos tan bién- me dijo animado.

Le sonreí, fingiendo entusiasmo.

Nos llevó hasta el fondo de la tienda, en donde él ya había hecho selección de tres trajes; uno en negro, otro en morado y el último en tono tinto.

-Ve y escoge alguno que te guste, Mashi, anda - me instó y me señaló un apartado con varios trajes.

Me giré a ellos y comencé a pasar la mano sobre cada uno distraídamente. Rojo, negro, tinto, blanco. Los colores pasaban por mi mente, pero nada más; porque en realidad no le estaba prestando atención alguna al diseño del traje.

Amigos. Aquella conclusión de él me decía que ese era nuestro destino, nada más. Si yo tenía sueños, esperanzas o cualquier tipo de especulación acerca de una posible relación futura, tenía que echarlas a la basura. Nada iba a pasar, nunca, sencillamente porque él era el novio de mi mejor amigo.

-Creo que el azul se te vería estupendo- dijo Junkyu a mi lado, haciéndome volver a la realidad, pero aún manteniéndome perdido en las capas de terciopelo de su voz.

-¿Cómo?- pregunté atolondrado.

-El azul- señaló un maniquí portando un muy bonito azul en tono azul violeta... no, era más como un azul marino, no supe bien.

Me acerqué a este, sumamente atraído y Junkyu me siguió.

-Muy ajustado, ¿no crees?- dije admirando el amplio del pantalón.

-No tanto. Perfecto, diría yo- me dijo-. Se te vería estupendo, tiene detalles blancos... como la camisa que tenías el día que salimos con mi hermano, ¿recuerdas? Además, es mi color favorito- añadió.

¿Qué si lo recordaba? Lo que me sorprende era que él lo hiciera.

El traje era realmente precioso, así que me lo probé, justo como Haruto lo hacía con los que había elegido. Mientras que Junkyu esperaba sentado afuera.

-Se te ve hermoso- dijo Junkyu cuando Haruto le preguntó qué tal, entre tanto que yo me esforzaba por meterme en el traje torpemente, de verdad que estaba muy distraído.

Me pregunté qué color era ahora el que Haruto vestía, ya que se había probado primero el traje en tono tinto. Corrí la cortina y salí del vestidor cuando por fin logré acomodarme el elegante atavío.

Haruto y Junkyu me miraron asombrados.

-¿Me veo tan mal?- pregunté un poco cohibido ante ambas miradas de alucinación.

✨ 𝕸𝖆𝖓𝖚𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝖑𝖔 𝖕𝖗𝖔𝖍𝖎𝖇𝖎𝖉𝖔 | MashiKyu✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora