Capítulo 33

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Descargo de responsabilidad: Los personajes de Victorious no me pertenecen.

Capítulo 33

Una apresurada ojiverde secaba su cabello, mientras su novia la observaba desde la cama, acostada, tan solo envuelta con una toalla protegiendo su desnudes. Las actividades en la ducha provocaron que se le pase el tiempo a Jade y dilate su visita a Rebecka.

La inseguridad volvía a corromper los pensamientos de Nara, casi llevandóla a pedirle a la ojiverde que detenga su marcha. El poco buen juicio que le quedaba, impidió que cometiera aquello. No notó que Jade la estudiaba a través del espejo.

- Amor, ¿pasa algo? - habló mientras terminó de secar su cabello.

Nara confrontó los orbes verdes reflejados en el espejo. La preocupación en ellos le sentó mal. Sus estúpidos miedos se estaban sobrepasando, y lo último que su novia necesitaba, era preocuparse. - No - negó forzando una sonrisa.

- ¿Segura? - cuestionó buscando la ropa a ponerse. Ante el tranquilo "sí" de su novia, se relajó. Ya en la noche conversarían más a fondo. El móvil vibró con una notificación y antes de poder ir por él, Nara se adelantó. - ¿Quién es? - abrochó su ajustado jeans.

- Victoria. Dice que la niña te espera. - Los celos le retorcieron el estómago. Procuró disfrazar su voz y tal parece que le salió perfecto, pues Jade solo asintió.

Una vez totalmente arreglada, Jade se despidió rauda. Su afán porque llegaba retrasada, no le permitió percibir el semblante triste de su prometida. Nara suspiró agobiada. Jade ni un beso le dio. - Tal vez exagero - se autoconsoló abrazándose a la almohada con el olor de su novia.

*** Casa Vega***

Tori se esmeró en arreglar la casa. Desde la noche anterior, junto con la ayuda de Rebecka, limpiaron y acomodaron todo. Había madrugado esa mañana para ir al supermercado y preparar un buen almuerzo. Específicamente, el platillo preferido de su ex esposa.

- ¿Qué dijo mamá? - impaciente irrumpió la morenita en la habitación de sus padres. Contuvo la sonrisa que quería escapársele al ver lo atenta que su madre evaluaba su atuendo.

- No respondió. Pero debe estar por llegar. - Tranquilizó Tori a la menor. También buscó tranquilizarse ella. Se sentía como adolescente a punto de ir a su primera cita.

- Lindo vestido - entró Beck con su hijo en brazos. No mentía en cuánto a su comentario, Tori lucía hermosa con ese vestido cubriendo su escultural cuerpo. Pese a dos embarazos, su mujer seguía luciendo sexy. - Le he dado de comer a Tommy, tenía hambre. - Acotó al no recibir respuesta por su halago. Desde el día anterior, su existencia le era indiferente a Tori.

- ¿No te vestirás mejor, papá? - refunfuñó Becka al ojear la informal vestimenta de su padre. Unos jeans gastados y una camisa sin mangas.

- Así estoy bien. - Contestó con simpleza. Su hijo bostezó restregando sus ojitos. Se decidió a hacerlo dormir. Cualquier cosa era mejor que la cruda indiferencia de esa habitación.

Tori rodó los ojos. Últimamente Beck le era insoportable. O tal vez, muy en el fondo, la llegada de Jade causaba que le estorbara de cierto modo. Pintando sus labios con el labial rojo que a Jade le gustaba años atrás, terminó de alindarse.

Ambas mujeres bajaron al lobby a esperar ansiosas a la ojiverde. Estaban nerviosas. - ¿Y si mamá viene con su novia? - La pregunta de Becka la descolocó.

- Esperemos que no - animó a su hija sonriendo igual que ella. A ninguna de las dos les haría gracia ver a la modelo.

El timbre de la puerta sonó, acelerando el corazón de las dos medias latinas. La mayor fue la primera en ponerse sobre sus pies e ir a abrir la puerta. Su respiración se cortó al chocar con los profundos ojos verdes delante de ella. Ni un gramo de belleza había perdido Jade con el paso de los años, pensó. Jade le correspondió con una brillante sonrisa. A la ojiverde se le hacía un tanto confuso visitar su antiguo hogar.

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