Capítulo 4 (Desenlace)

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Descargo de responsabilidad: Los personajes de Victorious no me pertenecen.

Capítulo 4

Pov Jade

Mis manos están temblando como el resto de mi cuerpo. Mis ojos se nublan por las lágrimas, pero no me detengo. No puedo. Siento mi pecho estrujarse, y el nudo en la garganta solo me permite gritar. Le grito a nadie. Mis emociones me arrollan y lo único que sigo haciendo es conducir. Golpeo mi cabeza contra el asiento, sofocada por los miles de pensamientos que me invaden. Recuerdos con Nara. Las veces que hicimos el amor. Los sueños que tenía con esos dos bebés. Nuestra ruptura. Su matrimonio. La conversación con ese imbécil. Mis hijos. – Tengo...dos hijos – pronuncio estrangulado. Pensarlos, duele. Duele mi ausencia en sus vidas, y la de ellos en la mía. Tengo dos hijos que no conozco. He perdido años de sus vidas. Reflexionar aquello me llena de tristeza y enojo. Freno a raya porque no puedo más con el llanto.

Transcurrieron un par de horas, antes de volver a ponerme en marcha. No estoy tranquila, pero procuro pensar elocuente. Lo primero será llamar a Quinn.

No contesta a la primera llamada, podría estar durmiendo. Allá serán las doce de la noche aproximadamente. Vuelvo a hacer varios intentos, cuando estaba a punto de rendirme, su cantarina voz responde.

- ¡Jade!

- Dime los resultados de mis exámenes – demando sin preámbulos. Ni siquiera me disculpo por haberla despertado posiblemente.

- ¿Qué sucede?

- ¡Maldita sea, Quinn! ¡Contéstame! – no quería gritarla, pero lo que menos tengo es paciencia.

- Te los mandé muchas veces al correo...

- ¡Quinn! – gruño.

- Te lo diré pero me tienes que explicar...

- ¡Quinn!

- Un intervalo del 75 al 80 % de fertilidad.

La noticia confirma todavía más la verdad que me fue revelada. – Gracias – sollozo inevitablemente.

- Ya estamos en casa. Llegamos en la madrugada. Puedes venir.

- Bien – cuelgo.

Conduzco a toda velocidad. Mi teléfono suena con llamadas y mensajes de la oficina, de Becka, de Vega. No respondo. No quiero. Ahora solo necesito respuestas.

Aparco en el garaje de los Reese. Llevo conmigo mi teléfono. Toco el timbre ansiosa hasta que Logan sale a abrirme.

- Jade – su voz se apaga al ver mi estado – pasa.

Camino hacia el living donde está Quinn con un montón de correspondencia.

- Jade. – Corro a sus brazos, quebrándome, sin resistir un segundo más. Gimo, desahogándome de todo aquello que me está quemando. Nos lleva hasta el sofá y le pide a Logan prepararme un té. – Tómalo – me lo da apenas lo trae.

- No quiero – limpio mi mocosa nariz. – Gracias – le digo a Logan que me facilita una servilleta. – Debo...verme espantosa. – Recalco al notar las manchas de maquillaje en la servilleta.

- ¿Qué pasó? – les cuento un resumen de lo que sucedió en la mañana. Sus caras sorprendidas cambian instantáneamente a una de tristeza al comprender todo lo que esa confesión significa.

- Lo siento, lo siento mucho, amiga – me abrazan ambos al aparecer nuevamente mis lágrimas.

- Eres madre, Jade. Te felicito. – Logan, declara.

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