Capítulo 2 (Desenlace)

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Descargo de responsabilidad: Los personajes de Victorious no me pertenecen.

Capítulo 2

Pov Nara

Regresar a este país me pone los nervios de punta. En mis planes no aparecía la opción de volver, pero el crecimiento de Enchanted lo amerita. He postergado por mucho tiempo abrir una filial, aquí, pero es necesario. Estados Unidos es uno de mis principales consumidores, requiriendo su propia matriz productiva. Además, los fans exigieron mi presencia por la apertura de la segunda tienda de Enchanted. Pretendía aplazar el viaje hasta la operatividad de la matriz y limitarme a verificar las cuestiones de producción y logística, mas ellos mostraron su descontento cuando comenzó a difundirse sobre mi posible ausencia. Espero solucionar todo de inmediato e irnos.

- ¿Estás bien? – el aliento caliente de Derek en mi oreja, me asusta. Doy un pequeño brinco que provoca que mis hijos y los demás se rían.

- Mamiiii...tío Dere no es montro – Landon se carcajea arrancándome una sonrisa.

- Se dice...mons...monstruo – corrige mi pequeña listilla rodando los ojos.

- No me importa – su hermano la reta levantándole los hombros.

- ¡Sí soy un monstruo y me los voy a comer! – Derek imita una voz grave yendo hasta ellos a hacerles cosquillas. Escuchar sus risas me tranquilizan. Los amo con toda mi vida y justamente por ellos es que siento temor al estar en este país. – Oye – Liam se sienta junto a mí entrelazando nuestros dedos

- No pasará nada – susurra solamente para mí. – Ella no los quiso en aquel entonces, no los ha buscado, no creo que los quiera ahora. – Sus palabras son ciertas, y duelen. Laceran tanto como al principio, y aún así, el miedo no cede.

- Era mejor dejarlos con mamá – le digo discretamente. Aunque suene sorprendente, las cosas con mamá mejoraron. Aquel día que rompí con Jade, nos reunimos. Y contra cualquier pronóstico, me consoló. Pasó dos días completos conmigo en la habitación del hotel, cuidándome, secando mis lágrimas. Al regresar a París, lo hice con ella. Para Liam fue una patada al estómago, que luego alivió al saber que, tras lo ocurrido con Jade, mi madre se había comportado como tal. A Lily le costó mucho trabajo que volviéramos a confiar en ella, sin embargo, no se rindió, y ahora es parte de nuestra familia.

- Hermanita, tus hijos no aguantarían ni dos días sin ti, ni con Derek ahí – bufó. No le rebatí al ser una gran verdad. Mis mellizos amaban a Derek, a Liam, a Ally, a mi sobrina Sam, a mi madre, pero despegarse de mí por más de un par de horas, les costaba. Era algo más allá del engreimiento y la dependencia natural de los hijos hacia los padres, era como si ninguno de los tres pudiéramos estar lejos. Mi madre suele decir que ellos sintieron toda mi tristeza durante el embarazo y por eso se han propuesto acompañarme siempre. Sea mentira o no su teoría, amo su intensidad.

- ¿Tía Nara, me haces trencitas? – Sam nos interrumpe, mirándome con un tierno puchero para que no me niegue.

Samantha es la hija adoptiva de Liam y Ally. La adoptaron hace tres años. Mi sobrina perdió a sus padres biológicos a la corta edad de dos años, siendo llevada a un orfanato. Liam y Ally cuando se casaron, decidieron que en su primer aniversario adoptarían un niño. Ellos querían comenzar a agrandar su familia adoptando a un pequeñito desamparado para brindarle todo ese amor que rebosaba en ellos. Apenas conocieron a Sam de cinco años, los cautivó. Sintieron esa conexión especial y sabían que ella era esa hija de corazón que buscaban. Desde entonces Samantha se unió a nuestra familia.

- Debes lavarte los dientes, cariño – le recordó Ally apareciendo atrás suyo. Sam alzó su cabeza, negando. – Si no lo haces, tu tía no te hará trenzas.

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