Capítulo 27_Mod

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Descargo de responsabilidad: Los personajes de Victorious no me pertenecen.


Capítulo 27

El rostro endurecido de Jade le era clara muestra del enojo que procuraba retener, su prometida estuvo tensa todo el viaje y el percibir a la prensa junto con varias personas a la salida del aeropuerto, no ayudaba.

Quiso tomar su mano pero esta vez no estaban solas, los ojos curiosos escudriñaban atentos sus movimientos y lo que menos quería era que su mujer lidie con el acecho de la prensa por estar involucrada con ella. – Yo me encargo – sutilmente pronunció ganándose una mirada severa de Jade – oye...tranquila – le sonrió buscando calmarla. La verdad es que estaba tan nerviosa como Jade, si en Europa fue casi acosada cuando salió del closet, sabía que EEUU sería más despiadado, y no era justo que en momentos como esos ella le agregara más preocupaciones a su pareja.

– ¡Nara! – ignoró el llamado de la ojiverde y decidió moverse a hacer algo, Jade necesitaba llegar con su familia. – Mi amiga – el estómago se le revolvió al tener que ocultar su relación – necesita ir rápido a la clínica central pero los medios le estorban, ¡ayúdala a salir! – prácticamente ordenó al muchacho de seguridad que les acompañó en el vuelo. Frank, su amigo dueño de aerolineas de primera clase, le asignó a un miembro de su equipo de seguridad por posibles filtraciones sobre su llegada a América. No se había equivocado. Pese a que viajaron con pocas personas, era obvio que más de uno alertara por redes sociales sus pasos.

- No puedo dejarla a usted sola – tontamente respondió sonrojado. Nunca en sus 29 años de vida había visto a una mujer tan bella, además de un cuerpo perfecto. Sin darse cuenta había escaneado una vez más a la mujer frente a él de pies a cabeza, claro que no duró mucho tiempo por el carraspeo de la otra guapa mujer que lo miraba mortalmente – yo...

- ¡No te dejaré sola! – advirtió Jade al haber escuchado a la ojiazul. La prensa, el idiota mirando a su mujer y el reencuentro con su familia la tenían alterada – busquemos otra salida.

- Te seguirán y será peor – resopló agotada – hablaré con la seguridad del aeropuerto. Me pueden facilitar a un par de personas...

- Eso es mejor - intervino en la conversación el guardaespalda - esperen aquí – se apresuró para no perder más tiempo. 

Jade sobó el puente de su nariz, respiró profundo y confrontó a la oceánica mirada. – No quiero que nos ocultemos. Te quiero conmigo. Me importa una mierda la prensa – ese era un gran peso sobre su pecho. Ya no era una cría, sabía a lo que se exponía si andaba con alguien del medio.

Nara le sonrió tiernamente – pero esto no necesita tu familia por ahora – le recordó amarga. Ella era partidaria de gritar a los cuatro vientos que estaba enamorada, que amaba a una maravillosa mujer y que se sentía como la persona más dichosa del universo por tenerla – te propongo no esconderlo de tu familia – afanosa dijo al ver el rostro desencajado de su novia – ...luego de que tu padre esté mejor, no importará el resto – concluyó obteniendo por fin una sonrisa genuina de la ojiverde.

El muchacho de seguridad hizo como la modelo le pidió, ayudó a salir a la mujer de fuerte temperamento, y personal de seguridad resguardó la salida de la más joven. Se le hacía algo extraña la amistad entre las dos mujeres, la forma en que se trataban lo confundían.

(...)

Jade sentía sus manos heladas, el corazón a mil latidos por minutos y su cabeza estaba llena de diversos pensamientos. En ese instante odiaba a la prensa por no darle un respiro a Nara, la quería ahí con ella siendo su soporte como muchas veces lo han sido la una para la otra.

Optó por escapar de sus pensamientos, llevó sus lagunas verdes a observar lo igual que seguía la gran ciudad. Nada había cambiado superficialmente, nada había cambiado tanto como ella.

El taxista se detuvo frente al gran hospital, temblorosa rebuscó el dinero para pagarle. Sus piernas parecían gelatina cuando tuvo que salir del coche. Las respiraciones profundas hicieron acto de presencia, parte de ella, le gritaban que no tenía por qué entrar, esa gente que le dio la espalda hace mucho tiempo que dejó de ser su familia, pero la otra, añoraba volver a verlos, hacer las pases con su pasado para poder continuar en paz con su presente.

A pasos lentos avanzó hacia el ala privada del hospital que Quinn le indicó. Su cabeza parecía un reproductor de video, rememorando los momentos felices de su infancia, hasta cuando la echaron y la dejaron en la calle. La opresión en su pecho aumentó, y sus pasos disminuyeron, la vista comenzó a nublarse por las lágrimas que se agolpaban en sus ojos. Como pudo se arrimó a una de las paredes para tranquilizarse. – Ya pasó – en susurros se repitió. Había sido ingenua creyendo que esas cicatrices no le dolerían, cuando era obvio que aún faltaba olvidar. Esperó por varios minutos, maldiciendo en silencio que Nara no estuviera con ella. Su puerto seguro, su hombro, su mujer, era a quién necesitaba en ese instante.

- ¡Está sonando su celular! – la sorprendió una grosera enfermera que caminaba a toda prisa.

Nerviosa, sacó el móvil de su cartera. No dudo en deslizar el dedo por la pantalla para contestar. – Estoy contigo – fue lo primero que escuchó al abrir la llamada. Su salvaje corazón encontró el bálsamo que exigía. – Jade, tan pronto pueda iré contigo. Mi amor, esta vez me tienes a mí – sin articular una sola palabra, su mujer anticipó los miedos, las dudas y la angustia que la estaban atormentando. Definitivamente Nara y ella compartían un vínculo tan íntimo y especial – ahora ve...Te amo.

- Te amo – fueron las dos únicas palabras que logró responder. Con renovadas fuerzas, guardó su celular, enderezó su postura y retomó su andar. La hora de enfrentar su pasado, llegó.

(...)

Linda se mostraba distante para con la gente a su alrededor. La decepción que cada persona representaba en esa sala, impedían que muestre el mínimo afecto hacia ellos.

De reojos observaba por un extremo a Justin, junto a Cara y el pequeño Charlie, y por otro, los traidores morenos junto con sus hijos. Al estar Edwuard mejor, se les había permitido visitarlo en "familia" para subirle el ánimo. Su marido estaba bastante decaído por el tema de Real, por el engaño de Victoria, y la punta del iceberg, haber abandonado a Jade.

- ¿Abuelita, me puedo sentir aquí? – Becka fue tan ágil que ni siquiera la vio venir.

- Sí – fue la escueta respuesta que pronunció. Se sentía confundida respecto a la menor, ella no era culpable de nada pero sí era fruto de la traición. Toleraba a los Oliver Vega por Edward. Al estar cerca de la muerte, su marido se volvió indulgente. Había perdonado a todos. Su propósito era reconstruir la familia que una vez fueron, mas ella sabía que deseaba redención. Apostaba cualquier cosa de que si la situación hubiese sido diferente, sin Edward a punto de morir, destruiría a la familia de Victoria y a Justin de seguro lo desterraba, pero como dicen...al borde de la muerte, la perspectiva de la vida es otra.

- ¡Mamá! – el chillido sorpresivo de la niña ojos chocolates sacó a todos de sus cavilaciones. Siguieron con la vista hacia donde corría, sin imaginarse que Jade West estaba de regreso.

Continuará...

Siento la demora, por mi trabajo se me complica actualizar. Espero hacerlo más a menudo.

Disculpen cualquier palabra mal escrita, o frase mal redactada.

¡Nos estamos leyendo!

=)



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