Las 07:00 de la mañana, el despertador comenzó a sonar y ella, estirando su brazo, lo buscó hasta dar con él y apagarlo. Se estiró en la cama y se sentó, frotándose los ojos. Miró por la ventana y bostezó. Otro día más había llegado. Se retiró las mantas y bajó al salón.
-Buenos días.-susurró mientras se dirigía al baño, con otro gran bostezo.
-Hinata no bosteces de esa forma-dijo su padre, Hiashi, frunciendo el ceño-ten un poco de educación-
-Sí-respondió ella metiéndose en el baño. Su padre suspiró y caminó hacia la cocina.
-Buenos días-respondió cuando entró y se sentó.
-Buenas papá!-exclamó la pequeña niña de 9 años, sonriente y sentada enfrente de su padre, disfrutando de un rico desayuno.
-Buenos días, Hiashi-saludó una mujer de largo cabello azulado y ojos blancos. En sus manos llevaba una bandeja-aquí está tu almuerzo-
-Gracias.-sonrió él- Hanabi, come más despacio-le indicó. Hanabi frunció el ceño, metiéndose una gran porción de arroz en su boca. Su padre rodó los ojos y su madre rió. Se sentó al lado y empezaron a desayunar.
-Buenos días.-saludó Hinata entrando a la cocina. Se sentó y empezó a comer.
-Hinata-nee, aún vistes el pijama-rió Hanabi, su hermana pequeña-mira que eres lenta-
-Yo no tardo tanto como tú en vestirme-respondió Hinata, frunciendo el ceño- No necesito arreglarme tanto para ir a la escuela-
-Yo no me arreglo-respondió Hanbai metiéndose el huevo en la boca-sholo quero veme gapa-
-Hanabi traga y después habla-le indicó su madre. Ésta así lo hizo. Hinata rodó los ojos y el resto de la comida se hizo en silencio. Ella subió a su cuarto y se puso su uniforme, sin ganas. Odiaba ese traje. No dejaba nada a la imaginación. Se miró delante del espejo de su armario.
Su camisa y chaleco le quedaban grandes, tanto que tapaban la mitad de la falda corta azulada, que la hacía parecer más corta, llevaba unas medias blancas le cubrían hasta más arriba de las rodillas. Hizo una mueca de desagrado, otra cosa que también le desagradaba de ella misma era que era muy bajita, con tan solo 1,60 la gente se pensaba que sus 16 años eran pura mentira. Y que culpa tenía ella de haber nacido tan bajita. Y encima estaba su cabello, entre negro y azulado, corto, con dos largos flecos que enmarcaban su cara. Ella siempre había preferido tener el cabello largo, pero cuando éste sufrió un gran accidente cuando se le enredó en la rueda de una bicicleta….fue uno de los días más tristes de su vida y uno de los más vergonzosos.
-Hinata-chan! tus amigos ya están aquí!-gritó su madre des de abajo.
-Ya bajo!-gritó y rápidamente se agarró dos pequeñas colas, cogió su maleta y salió de su habitación. Una vez en la entrada, se puso los zapatos con rapidez.-Me voy-le dijo a su madre
-Que te vaya bien-se despidió ésta con una sonrisa. Hinata hizo una reverencia y salió de su casa y sonrió al pararse frente a sus amigos.
-Buenos días.-les saludó, sonriente mientras observaba a cada uno de ellos.
-Buenas Hina-chan!-saludó Kiba con una radiante sonrisa. Ella también sonrió, examinándole. Su cabello castaño estaba rebelde, sus ojos marrones y sus tatuajes en la cara lo hacían verse atractivo. El uniforme, mal abrochado y remangado le hacía verse rebelde y sexy.
-Buenas-saludó Shino. Ella le examinó también. Al contrario que Kiba, Shino era reservado y callado. Aunque también bastante atractivo. Su moreno cabello puntiagudo, sus gafas y sus ojos negros y su uniforme bien puesto, era también uno de los que más fans tenía. En realidad, los dos tenían una gran cantidad de fans, y con todas ellas…como es que iban con una chica tan normal como ella? o no, que hacia ella con unos chicos como ellos?
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Mi pequeño Monstruo
FanfictionSpoiler: Hyuuga Hinata no destaca ni por notas, ni por físico ni en los deportes; es tranquila y callada, una chica normal de instituto. O eso pensaba Namizake Naruto antes de confirmar que dentro de esa pequeña chica habitaba un monstruo que era ca...