1: El comienzo

833 54 33
                                    

Narrador

Al sur del lago Michigan, en una región montañosa cerca de un orfelinato llamado el hogar de Pony, hay una bella cabaña con un granero. En esta pequeña casa vive ______ Clark, con su incondicional hermana Vanessa y su madre Graciela.

-¡Buenos días cabritas! ¿Tienen hambre? -saludó ______ entrando al granero. Se encargaban de cuidar cabras, para vender su leche y queso en la región.

-¡______! -gritó el cartero, tenía correspondencia para las Clark.

-Buenos días señor Matthew ¿Hay alguna carta para mi? -preguntó curiosa dejando de lado la comida de las cabras, limpiando sus manos mojadas en el delantal azul grisáceo.

-Así es pequeña, aquí tienes. ¿Cómo sigue tu madre? -los ojos de la pequeña de catorce años se entristecieron con el sobre en sus manos.

-No ha mejorado, cada vez está más enferma -contestó bajando la cabeza mirando la carta de color hueso.

-Ánimo muchacha. Dale mis saludos de mi parte a ella y a tu hermana -se despidió y partió hacia el hogar de Pony con unas botellas de vidrio llenas de leche que mandaba ______.

Graciela, la madre de ambas chicas tenía una extraña enfermedad crónica. Llevaba un año enferma y a la fecha su cuerpo no podía ni siquiera estar de pie. Tanto Vanessa como ______ les frustraba no poder hacer nada por su mamá: venían de una familia de poderosas curanderas, pero esta vez no había brebaje ni ritual que pudiera salvarle de la muerte. El linaje de las chicas era conocido por ser confirmado por fuertes e históricas brujas buenas, que eran mujeres sabias y respetadas, con una humildad y empatía contagiosa.

La carta que había recibido ______ era de su mejor amigo de toda la vida, y ahora estudiaba en un colegio en Londres. Se recostó entre la paja al lado de una cabrita blanca y comenzó a abrir el sobre. Le encantaba el refinado aroma que desprendía.

Querida _______:

¿Cómo están tu y tu familia? Espero que tu madre se esté recuperando. Llevo dos meses en este colegio y no sabes a quién me encontré ¡A Candy! Sé que era tu amiga, me ha platicado mucho de ti y aunque yo no la conocía, es una chica realmente hermosa, a pesar de que ha sufrido tanto siempre está feliz. Mi buen amigo Archie me dijo que pronto vendrá Annie, tú otra amiga. Espero poder hacerla mi amiga también.
No sabes cuánto te he extrañado, espero pronto volver a verte. Mi padre te manda muchos saludos, sabes que siempre has sido como una hija para él, y también a Vanessa.

Con cariño, Damián Versalles, tu mejor amigo.

-¡_______! ¡Ven pronto, mamá está mal! -escuchó a Vanessa gritar desde la puerta de la cabaña. Dejó a un lado la carta y se echó a correr hasta la puerta de madera.

El temor de saber que su madre podía partir en cualquier momento de este mundo, ya era algo con lo que tenían que lidiar día tras día. A pesar que sabían muy bien que no estaba en sus manos la cura, les era inevitable no sentir remordimiento por no poder hacer nada al respecto.
Las dos caminaron hasta ponerse a un lado de la cama de Graciela, en cuclillas sin hacer mucho ruido, intentando disimular la tristeza en sus corazones. Verla tan pálida y débil les atormentaba. Habían sido criadas entre curanderas, sabían ver en el rostro de una persona cuando la muerte estaba al acecho.

-Mis niñas, sé que hoy es mi último día con ustedes, me duele saber que las dejaré solas tan pequeñas. -decía entre lágrimas y una terrible tos- con 14 y 15 años no pueden vivir solas, aunque la hermana María y la señorita Pony son muy buenas con nosotras, no quiero que vayan ahí, si alguien las quisiera adoptar las separaría y siempre han estado juntas.

________ no paraba de llorar, escondiendo su cara entre las cobijas de la fría cama. Vanessa trataba consolarla, se sentía igual que su hermana menor.

-Madre, podemos cuidarnos solas, tranquila -susurró Vanessa, aunque sabía bien que enfrentarse al mundo era todo un desafío.

- Quiero que vayan a Londres, a buscar a su padre Dimitri...

-¿Qué? Tu nos dijiste que él había muerto cuando éramos muy pequeñas -le interrumpió _______ con perplejidad.

-Lo sé, pero ahora quiero que vayan a buscarlo. Todo esté tiempo ahorré dinero para esto; ahora deben usarlo para su viaje en esta búsqueda. A la izquierda con vista hacia el lago, a un lado del sauce está enterrado. Vayan a buscarlo y no regresen hasta que lo encuentren.

Vanessa y ______ salieron a buscar ese dinero. Había una pequeña marca que indicaba que ahí estaba, nunca antes lo habían visto, hasta ahora. Con una pala cada una, excavaron por horas pero no encontraban nada. La noche estaba comenzando y se sentían frustradas, antes de darse por vencidas siguieron hasta golpear algo firme.

-¿Qué es Vanessa? ¿Qué es? -preguntaba intrigada ______, mientras su hermana contaba las monedas.

-Son 200 florines de plata -contestó con las monedas sobre su delantal.

-Son alrededor de 115 dólares ¿Verdad? -Vanessa asintió al tiempo que se ponían de pie para volver a la cabaña. Ese dinero era más que suficiente para el viaje, tenían la certeza que su padre las apoyaría, pues su madre siempre las convenció que era un excelente hombre, se habían separado por proteger a su amada Graciela y a sus niñas. 

Cuatro largas horas habían pasado cavando, estaban exhaustas.

Entraron hasta la única recámara de la pequeña casa, donde habían dos camas dobles y una pequeña mesa al pie de la ventana. Se acercaron hasta a Graciela, para su sorpresa se le había acabado el aliento y la vida. Vanessa y _______ ni siquiera podían llorar, pues si bien sería difícil vivir sin su madre, ahora ella estaba en un excelente lugar donde no existía la enfermedad ni el sufrimiento.

Algunos vecinos del lugar fueron a despedir a tan bella mujer y a consolar a las hermanas, que eran muy queridas en el lugar, a parte de ser hermosas. Las dos eran parecidas, su cabello era negro y ondulado casi lacio, con piel blanca acanelada y unos hermosos ojos color lila azulado, color que en muy pocos casos surgía de forma natural. Ambas tenían una marca de nacimiento en el entrecejo, que sólo un muy buen observador podía ver. Su madre era mulata, así que ambas doncellas tenían rasgos de la misma muy bien marcados, a única diferencia su piel, que ellas eran más blancas.

-Si necesitan algo más, no duden en pedirlo, saben que cuentan con nosotros -decía el señor Steven, padre de Tom.

-Gracias por su ayuda -fue la corta pero sincera respuesta de Vanessa. Todos los vecinos terminaron de sepultar el cuerpo de Graciela y se fueron a sus casas.

-La señorita Pony tiene razón, entre más pronto nos vayamos a Londres mejor. -suspiró Vanessa acariciando el cabello de su hermana.

-Está bien pero ¿Y las cabras? No se pueden quedar solas. -preguntaba con dulzura ________. Desde que Candy y Annie habían sido adoptadas y Damián había partido al colegio San Pablo, sus únicas amigas eran las cabras, que las había nombrado de la misma manera que ellos.

-Estoy segura que el señor Cartwright las cuidará con mucho amor por nosotras. Las gallinas se las daremos al hogar de pony.

Así las dos cayeron en un profundo sueño, mientras platicaban de los nuevos planes, lo que a su madre le hubiera gustado que hicieran.

Quizá la muerte de su madre sería lo que haría que estas dos bellas adolescentes, comenzaran a vivir su propia vida, y armar su camino sin importar qué tan lejos estaban de su lugar de origen, ya que el verdadero hogar lo llevaban en sus corazones.

Primaveras en Diciembre (INCOMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora