15: La muerte de visita

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Narrador:

Después de una larga y bonita noche entre Terry y ________, no hicieron más que meramente dormir disfrutando del cobijo que les daba las copas de los árboles y el cielo estrellado. El sol los despertó desde muy temprano, al menos a la americana quien no esperó a que Terry despertara, sino que decidió irse para continuar con sus labores los cuales no podían seguir varados, y menos con Paladia y Quirina ahí. El castaño dormido lucía tan tranquilo, como si en su ser no existiera la pena y nunca hubiera conocido la tristeza.

_________ fue primero a su habitación para ducharse y poder cambiar su ropa. Se vistió con una falda larga color violeta, una blusa blanca y un corsé negro para ajustar la holgada blusa.

—Buenos días Olivia —Saludó entrando a la cocina, donde se encontraba la cocinera que preparaba los almuerzos para los señoritos, que más tarde ________ debía subir.

—Buen día ________; ¿Escuchaste lo de anoche? —preguntó intrigada terminando de alistar las charolas con el desayuno.

—No, ¿Qué cosa era?

—Era un... Un llanto muy feo, pero yo no sé... —su voz se interrumpió cuando las campanillas provenientes del cuarto de Quirina empezaron a sonar. ________ tomó dos charolas, seguida de Olivia que llevaba otras dos.

Subían las escaleras platicando, con sumo cuidado de no derramar algo o estropearlo, ya que cualquier pequeño error los hermanitos del terror no dudarían en relucirlo para hacerlas quedar mal. Justo cuando ambas dieron la vuelta a la derecha, para entrar a las respectivas habitaciones, se toparon de frente con el señor Blythe, médico de cabecera de los Grandchester.

—Señoritas, que bueno que las encuentro, necesito darles unas indicaciones para el cuidado de la salud de la señora Morwenna. —dijo el doctor interrumpiendo la caminata de las chicas.

—¿Está bien ella doctor? —preguntó Olivia un poco preocupada, al igual que ________.

—Es un caso extraño. Al parecer pasó toda la noche mal, pero en estos momentos se encuentra más grave. Hay otros ocho casos como este en la ciudad, pero aún no sabemos qué es, sólo que todos han presentado lo mismo: piel amarilla, vómito, dificultad para respirar y sarpullido. Deben evitar el contacto con ella, es muy contagioso y mientras no haya una cura, si puede estar totalmente aislada mejor. Sólo alguien que se encargue de subirle sus alimentos. Está muy grave, no sé si sobreviva la noche. —el  anciano doctor hablaba rápido, pero las dos muchachas le comprendieron a la perfección. Siguieron con sus labores cada una por su lado.

—Buenos días Paladia —dijo por cortesía ________ entrando a la habitación de la chica, que estaba acostada.

—Te tardaste mucho en traerlo. —respondió al ver qué la pelinegra posaba la charola en sus piernas.

—Lo siento es que el doctor nos...

—No te di permiso de hablar, igualada. Pero bueno, qué se puede esperar de una salvaje cómo tú.

—Discúlpeme. —sentenció con la mirada baja, saliendo de ahí para ahora ir a la habitación de Quirina.

_________ se empezaba a acostumbrar tanto a los desprecios de las diablas en ese casa, que ya no sabía si sentir rabia, coraje, indiferencia o tristeza.

—Buen día Quirina —saludó pero no hubo ninguna respuesta. A ________ le llamó su atención el ver que las cortinas estaban cerradas y no había ninguna luz encendida, y que Quirina seguía acostada sin destaparse.

Prendió unas lámparas que se encontraban en el escritorio y la mesa de noche para observar mejor. Pudo divisar que Quirina había estado llorando, y como siempre, su cabello parecía un nido de pájaros.

Primaveras en Diciembre (INCOMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora