Primaveras en Diciembre (INCOMPLETA)

3: Su fin es el comienzo

Narrador

Después de desembarcar, con ayuda de la gente fueron Vanessa y _______ de iglesia en iglesia, por casas y centros de trabajo buscando alguien que pudiese darles referencia de su padre. Imaginaban debía ser un hombre humilde, con poco dinero igual que ellas y apartado del bullicio de la ciudad. Pero también recordaban que no lo conocían, su madre nunca habló de él sino era para decir cuán parecida era _______ a él, y en ocasiones platicaba "su muerte".

Nadie sabía nada de Dimitri, como si la tierra se lo hubiese tragado. Varias personas se quedaron un momento serios intentando recordarle, pero le seguía un no como respuesta. Estaban cansadas y con hambre, entraron a una iglesia que habían decidido, si no había información terminarían su búsqueda.

-Buen día señoritas ¿Qué hacen por aquí? -preguntó dulcemente la veladora de la capilla, una mujer de algunos 65 años.

-No quisieramos molestarla, estamos buscando información sobre Dimitri Clark ¿Sabe algo de él? -preguntó Vanessa por delante de _____, que observaba el mosaico del techo.

La anciana frunció la mirada, su mente no era muy buena pero las llevó hasta los libros de registros de nacimiento y defunción. Tomó una ancho libro con portadas azul marino, sacudiendo el polvo. Lo puso en una mesa de madera y las tres lo hojeaban hasta llegar a la letra D. ______ le desesperaba la lentitud de Vanessa y la señora, así que se adelantó leyendo rápidamente todos los nombres de izquierda a derecha. Una fuerte punzada en su corazón la hizo titubear, perdiendo todas sus fuerzas.

-Vanessa -susurró con un hilo de voz. La chica le miró confundida, dirigiendo sus órbez hacia el dedo de su hermana posando sobre la arrugada hoja.

-Dimitri Clark. De 1872 a 1899. Murió a la edad de 27 años -leyó con dificultad sintiendo como estrujaban su cuerpo y a la vez sus ilusiones.

-Murió al año siguiente en qué yo nací -las lágrimas brotaban de la triste mirada de _______, aunque se esforzaba por no hacerlo notar, ya era algo tarde. Vanessa no sabía que era lo debían hacer ahora, estaban totalmente desprotegidas, huérfanas de familia.

-Señora ¿Dónde queda el colegio San Pablo? -preguntó la morena, ______ la observó confundida.

-Está a algunas tres cuadras de aquí, si van a visitar a alguien corren con suerte, si aceptan visitas si vienen desde lejos -contestó con un guiño, anotando en una servilleta la dirección.

-Gracias -contestó _______ y ambas salieron del templo. Caminaban por la gruesa acera, sin hablar hasta que Vanessa lo hizo.

-No sé que carajos vamos a hacer ahora. No tenemos dinero y nuestro padre realmente falleció. Por el momento espero podamos visitar a Candy y a Damián, tal vez incluso veamos a Anthony Brower.

-¡Es verdad! El novio de Candy, de seguro también está aquí, era muy gentil. Candy... Damián -suspiraba _______, por fin volvería a ver a sus amigos después de tanto tiempo.

Llegaron más pronto de lo que esperaban al colegio. Las enormes rejas negras estaban abiertas. Ambas contemplaban impresionadas los imponentes muros que rodeaban al lugar. Era verano, pero allí dentro se sentía como si fuera invierno a 10 grados bajo cero. El silencio reinaba y apenas podía escucharse el canto de las aves en las copas de los frondosos árboles.

-¿Necesitan algo? -preguntó una monja al ver a ambas chicas perdidas.

-B... Buen día, queríamos saludar a algunos amigos que están internados aquí. No somos familia pero venimos desde América. -saludó Vanessa.

-No debería permitirles ver, pero haré una excepción. ¿A quién quieren ver? -preguntó la mujer mientras las encaminaba a una pequeña oficina con dos sofás y una mesita de noche.