Hermosa

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Hermosa, tu rostro adornado por pequeñas perlas oscuras escondidas detras de los cristales que aún no veo, que ya los quiero.

Hermosa, la delicada silueta horizontal que presentas cuando se alegra tu alma, me tiene evocando qué tan perfecto puede ser el Edén.

Hermosa, ¿No habrás existido en un mundo paralelo y ser una escultura de Michelangelo? Tu cuerpo es similar a las diosas romanas.

Hermosa, tus labios que guardan el néctar que me dará vida. El río va creciendo tocando los cielos, el verso que descansa buscando tus besos.

Hermosa, la múltiple personalidad inefable que te rodea, decora el bello ser escondido en el misterio, no existe nada igual a tu iluminación.

Hermosa, cuando callas, provocando el silencio de las aves, los astros, la noche y de mi ser, que atentamente interpretamos lo que quiere tu alma.

Hermosa, tus virtudes opacan a la vida, el cielo y a la muerte.
Las constelaciones se refugian en tu interior comprendiendo que no existe otra galaxia llena de ilusión.
Tus defectos minimizados entre los granos de arena no hacen daño a tu perfección.

Hermosa, cada vez que te pienso entro en razón que no he muerto, contemplo el final de mis días a tu lado y aún no te tengo; Hermosa, tú mujer divina que corres en mis noches apoderándote de mis sueños; Hermosa, tú mujer mágica que sin verte me has atrapado con astucia;
Hermosa, tú mujer mortal que logras enamorarme sin tocarte;
Hermosa, tú mujer, no existe razón de vida que te olvide.

Para Morir Existen MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora