La distancia del tiempo

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Encima del caballo que trota cansadamente está el jinete buscando los pasos de la dama que ha dejado sus huellas penetradas en la tierra y el pasado.
Las catedrales han sido testigos del mal y la fe que guardan aquellos miembros con pecados perfectos, pero también ha sido testigo del amor que me anunciaste debajo del cielo estrellado que hoy no se presenta.
Aquel día con fin amargo, te acercaste dulcemente arrecostandote en mis hombros, el tiempo se detuvo para inmortalizar el momento, y justo cuando preparaba la unión de mis brazos al rededor de tu cintura abriste tus labios para anunciar el final por consiguiente las dagas jugaban con mi pecho convirtiéndolo en ave moribunda.
El tiempo que se detuvo, cogio impulso para correr contigo y no fui capaz de tomarte ni de besarte, se te ha olvidado dejar en la mesa mi corazón, aquel destrozado ser que ha preferido irse contigo y no conmigo.
Invocaste el tiempo, te equivocaste al pensar que sana las heridas, has dejado en mí incertidumbres que no acaban, las heridas solo son sanadas por las palabras en el momento que son necesarias.
Corre mi amada, anda lejos de mi puerta, estoy ausente en tu vida, procura cerrar la puerta que no visitas, regresa al punto exacto y devuelveme el corazón. Si la luna desaparece toma su lugar en mis noches, no me olvides con el tiempo que representa mi soledad.

Para Morir Existen MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora