Freyja

61 19 8
                                    

La Señora, es una diosa que que recorre mis pensamientos, penetrando cada una de las barreras que llevan su nombre hacia la memoria que no la olvida.

En tu palacio aquellos muertos que guardas, son aquellos que han sucumbido a tus encantos, meditando he llegado a la conclusión que mi destino es morir en tus labios y que me entierres en Fólkvangr.

Descrita estas en el Ásynjur, como la más importante, en tu cuerpo descansa y con tu hermosura eres digna dama poseedora de su alma, logrando estar descrita ahora en mi corazón.

Te guardan en sus páginas las Eddas y el Heimskringla, pronto con el viento que inspira y asesina, quedará tu nombre guardado en mis letras que luego acabarán.

Poseedora de una hermosura única, aún no contemplo su sonrisa y ya delirio que es radiante, aún no conozco sus ojos y ya al imaginarlo me dejan en una somnolencia de la cual no soy capaz de levantarme.

Diosa de la belleza, estoy postrado ante su realeza, perfecta te haces en mis sueños, invocada por los amantes que escuchas pasivamente, te pido que hoy escuches mis rezos y aceptes mi condición de mortal.

Diosa de la lujuria, levantas en mí toda provocación, ocasionando el deseo intenso que lleva a la erupción del volcán que solo tu presencia ha de calmar, escondeme entre tu enorme capa de plumas de halcón y llévame a surcar los cielos.

Diosa del amor, tus lágrimas de oro rojo no volverán a ser derramadas si descansas en mí, aquella obsesión no tendrás que pagarla obligada ya que dispuesto estoy a cumplir tus placeres, quiero reposar en ti como el Brisingamen reposa en tu cuello.

Para Morir Existen MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora