—¡¿Dónde esta Marloc?! ¡Necesito hablar con él! — exigía Nadira cargando su arma de manera preocupante.
Rapan miraba atentamente a la humana, sentía una enorme necesidad de ajustar cuentas con ella, sus nuevas armas le alentaban a darle pelea, Quiket se le acercó negando con la cabeza la acción que tenía en mente.
—No es momento, creo que deberías esconderte de ella, hasta que Marloc vuelva en si — le recomendaba por su propia seguridad.
—¿Qué es eso? ¡¿Ese oso sigue vivo?! ¡Ustedes monstruos si que aguantan! — vociferaba encantada de verle en pie.
—Adiós a tu idea — le susurro Rapan.
—¿Debemos permitirle subir? — les pregunto Minrietta, desconociendo el pasado que compartían — ella es una humana igual que Marloc o algo así — pensó mejor esto tras recordar cómo su aspecto cambiaba.
—No me gustaría, pero temo que esas armas no son solo para aparentar — señaló el gato prediciendo un ataque.
—¡¿Solo la aceptaremos?! ¡Ella puede dispararnos en cualquier momento! — alegaba Rapan conociendo su conducta explosiva.
—Su arma es de largo alcance, si ella lo quisiera así lo habría hecho antes, acercarse la pondría en peligro — explicó el gato tras observar.
Con desagrado el osezno acepto, dejando subir a la despiadada humana y a su acompañante, quien tenía la apariencia de un reptil, este tenía varias cuchillas por todas partes, parecía listo para entablar combate mano a mano, al llegar con el grupo de Marloc, Nadira se extraño de no ver a su compañero humano.
—¿Hice algo que molesto a su compañero? ¿O no salió bien librado de su última escaramuza? — está última pregunta le resultaba bastante preocupante.
—¡¿Para que nos necesitas?! ¡Hace poco buscabas matarme a mí y a mi hermano! — Rapan no pudo soportar ver tan tranquila a la mujer, saco sus cuchillos, los cuales respondieron liberando electricidad.
—Nada mal, se nota que has crecido — le felicitaba orgullosa de tal crecimiento — la primera vez que te vi eras un crío llorón y ahora te me plantas de frente, ustedes tienen unos ciclos de vida más acelerados a nosotros.
—Déjame mostrarte lo capaz que soy ahora — se acercó a ella, pero su acompañante reptil se interpuso.
—Pará ahora, por tu propio bien, dudo que sepas usarlas mejor que yo — le advertía el monstruo antes de no poder detenerse.
—¡Me gustaría saber quiénes son ustedes! — exigía Quiket quien tomo el liderazgo del grupo.
—Eres una esponjosa bola de mierda, fuiste muy duro la última vez que nos vimos — señaló con una tierna voz sus heridas en la cara — pero tienes razón descarado terroncito de pelos, soy Nadira y este prometedor par de botas andantes es Romuld, les encantará ese desquiciado, apenas ve sangre pierde la cabeza.
—No me gusta como suena eso — susurro el gato a sus compañeros, tras esto se presentó y conto lo ocurrido.
—Quieres decir que esto puede ser debido al castigo recibido por Arghon Saaghal, eso sería un problema — hablaba bastante decepcionada.
—¿Debemos dar marcha atrás jefa? — se dirigía Romuld a Nadira, quien quedó sumida en sus pensamientos.
—No, creo que ambos podemos ayudarnos, casualmente conozco un pequeño artefacto con la singularidad de adentrarse en la mente de un individuo, si está dañado podremos curarlo con ello, sino se levantara antes de llegar a él ¿Les parece bien? — les propuso la humana con bastante seguridad.
—¡¿Qué sacarías tu de esto?! — les interrumpió Minrietta sabiendo que nada nunca es gratis.
—Que me ayuden con una cosita, está cerca de donde el artefacto — respondía la mujer, pero nadie le daba crédito — bien, bien, que me ayuden a ir a la torre del ayer.
—¡Espera ese lugar está fuera del poder de ese usurpador! — explicaba Rapan dudando de sus intenciones.
—Ya no sirvo al usurpador, de hecho vengo a apoyar a sus enemigos, mi intención es poner a todo el mundo contra ese bastardo — les dejaba en claro, pero le resultaba difícil de creer a Rapan, al notarlo continuo — verán hace poco descubrí que solo me usaba y quiero hacerlo pagar, además creo que al sitio donde los llevaré le será de sumo interés a Marloc.
—Si logras hacerlo despertar — señaló Minrietta, quien no estaba del todo segura de que pudiera conseguirlo.
—Miren, se que no tenemos la mejor relación afectiva, pero vamos, todos aquí odian a ese usurpador, lo que haremos es joderlo y joderlo bien — les aseguraba la humana, ellos pensaron las cosas antes de dar una respuesta.
—Decidan pronto, nos conviene adelantarnos a los seguidores del Rey — les advirtió Romuld, quien no parecía estar muy cómodo — alguien le informará de nuestra movida, un antiguo socio nuestro para ser sinceros.
—¡¿Un traidor?! — se exaltó Minrietta al oírlo.
—Es mas complicado — señaló el reptil.
—Creo que nos arrepentiremos, pero quisiera ayudar a mi hermano y a Marloc, así que iremos contigo — acepto con desagrado Rapan, el resto parecía estar de acuerdo con su decisión.
—¿Y a dónde iremos? — les pregunto el gato.
La bestia de Minrietta y dos arguettis salieron del refugio en ruinas, en dirección a la torre del ayer.
—¿Realmente estás bien con ellos? — Quiket dudaba de los motivaciones de Rapan.
—Yo solo necesito una oportunidad, solo una — respondió aún afligido por su perdida.
—Esto será más peligroso de lo que pensé — añadió el gato.
En alguna parte de Novis Montibus, Darrigan se ocultaba en una de las cuevas de este desolado sitio, junto a su dinosaurio, este estaba severamente quemado, gran parte de su plumaje desapareció al cubrir a su amó en la caída, mucho de sus músculos fueron consumidos por el fuego, el monstruo fatigado luchaba con una fiebre, su organismo no se encontraba en su mejor estado.
—Estuve tan cercas Hetros — susurraba el monstruo bañado en sudor — si tú estuvieras aquí.
Las partes verdes del cuerpo de Darrigan avanzaban, extendiéndose por todo su cuerpo, esto parecía causarle gran dolor, se retorcía y gritaba de dolor, mientras más escalaba en él podía ver lugares a los que no había estado antes, también venía a él la Marloc viajando y la torre invertida a la que se dirigía, incluso podía notar cuan roto se encontraba el humano en ese momento, pero más importante podía ver lo que se ocultaba en la cima de esta torre, algo temible y peligroso que no debía despertar.
—No debe volver, el señor de la torre a Perditionen — vocifero Darrigan antes de caer en la inconsciencia.
ESTÁS LEYENDO
Will I Become A Monster?
FantasyUn tranquilo retorno a casa por la noche se vuelve un infierno, cuando Matthew es llevado a un mundo hostil, donde solo habitan criaturas crueles y monstruos que gobiernan este sitio. Pero tiene que lidiar también con una cruel maldición.