Left Behind

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El arguettiss seguía desplazándose por las paredes de las montañas, yendo por las sombras para evitar ser detectado por la misteriosa mujer, no faltando mucho para llegar a la zona deshabitada, Lerios miraba constantemente atrás, con el temor de encontrar nuevamente a la versión crecida de la bestia que usaban para transportarse, el aire se viciaba conforme seguían acercándose, los niños parecían mareados, Marloc los abrazos intentando evitar que cayeran del arácnido.

—¡Esto se está volviendo muy peligroso para ellos! — advertía Marloc preocupado por el bienestar de los infantes.

—No temas, ellos terminarán durmiendo, mientras no nos quedemos por más de cinco horas donde el cadáver, estarán bien — contesto el monstruo en la vestidura de huesos.

—Me suena demasiado riesgoso — alegaba el humano.

—Hacemos esto por ellos, son lo único importante — demostraba su compromiso.

—¿Pero tú por qué nos ayudas? ¿Te pones en peligro únicamente por qué son de la realeza? ¿Qué esperas de ello? Antes podía entender que empatizaras con ellos, pero si son nobles lo cambia todo — exponía Marloc, conociendo bien el interés propio.

—Tienes razón, yo los reconocí apenas los vi, no pude ignorarlos — el corazón del hombre latía rápidamente, tenía un mal presentimiento — tenía que asegurarme, ellos son verdaderamente importantes, el nuevo rey y su visión son temibles, más de lo usual.

—¿Y crees que ellos son la solución? Exponiéndolos al peligro, este rey lo último que deseara será enterarse de su existencia — alegaba sabiendo la terrible situación que invocaba Lerios.

No muy lejos se veían bestias cuadrúpedas de largas patas delanteras, con piel lechosa muy llamativa, sus cuellos eran de gran grosor, sobre sus cabezas caían largos mechones de cabello, sus cuerpos se asemejaban al de los gorilas, en sus fauces sobresalían sus dientes, sus negros ojos no paraban de ver al arguettiss, el grupo parecía estar de caza.

—Su destino a sido modificado, desde que tomaron el trono, cuando mataron al rey número veinticinco, con la muerte de Rogel el alado — contaba Lerios, pero no convencía al humano — ellos necesitan saber en quien confiar, alguien fuerte capaz de mantenerlos a salvo y necesitan tomar la corona.

—¡No! ¡Me niego a que sea así! ¡Ellos merecen una vida tranquila! — sin darse cuenta los niños se habían dormido.

Lerios soltó un largo suspiro.

—Es una verdadera pena — respondió la criatura vestida con un cadáver — eres alguien fuerte, tu voluntad te hizo llegar bastante lejos y tú devoción por ellos te volvía el indicado.

—¡¿De que hablas?! — se asustó de la manera en la que hablaba el monstruo.

—No puedes seguir con nosotros — apenas lo dijo le arrebato a los niños y el arguettiss se movió violentamente a un lado, logrando tirar a Marloc con sus armas sobre una grande piedra frente el cadáver del primer rey de Perditiomen.

Apenas logro aferrarse del borde al caer de la bestia, logrando ver el suelo ardiente y los restos de un antiguo ser, la criatura arácnida se aleja a gran velocidad.

—¡Tienes un día antes de morir calcinado! ¡Suerte! — logro oír la voz de Lerios a lo lejos.

Estando varado sobre una gran piedra alrededor del hostil campo, Marloc se sintió vacío, nuevamente perdió todo lo que tenía y ansiaba, furioso soltó un alarido cargado de frustración y enfado, golpeo la piedra tantas veces que sus nudillos se ensangrentaron, pero su sangre no estaba sola en la roca, las lágrimas la acompañaban.

—No otra vez — musitó desesperado, su voluntad lo abandono al igual que los niños, en repetidas ocasiones recordaba el rostro de Rapan, su miedo y esa chispa de resentimiento — no puedo dejarlos ir, no todavía.

Se incorporo buscando alguna forma de continuar su camino, al haber visto por dónde se fueron, pero un sonido en las cercanías puso alerta a Marloc, notando que unas bestias saltaban de roca en roca para llegar a él.

—¡No me estorbaran! — vocifero recibiendo a una de las criaturas con un golpe con su anormal brazo, consiguiendo hacerlo caer para arder en llamas, los horrendos gritos infundían terror en sus compañeros y más al ver cómo las partes verdes del cuerpo de Marloc se movían como si se tratase de pequeñas serpientes, el batdemon apareció para derribar a uno de estos seres en el aire, ambos ardiendo en el intenso calor del suelo.

—Lo perdí, pero esa cosa voladora lo merecía — decía sin darle aprecio.

Otra bestia apareció saltando sobre él, consiguiendo tirarlo sobre la roca para ser constantemente golpeado con sus puños, Marloc escupía sangre al sufrir heridas internas, el monstruo paro para gruñirle, el humano se arrastro alejándose de la peligrosa criatura.

—Esto no puede ser.. — decía con su sangrante boca y frustrado, irritado por estar en dicho predicamento — debo volver con ellos.

La bestia tomo de una pierna al humano, levantándolo sin mucho esfuerzo y azotándolo contra el roca un par de veces, al ver qué ya no se oponía lo tomo con ambas manos, acercándolo a su boca.

—No puedo morir así — pensaba al ver cómo abría la boca, revelando sus amarillentos dientes, debido al agarre del monstruo no podía tomar la espada.

Inesperadamente la criatura fue atacada por otro de su propia especie, soltando a Marloc, ambas pelearon dando y recibiendo puñetazos del otro, hasta que el nuevo le atrapo el cuello para acabar con su resistencia, aprovechando la oportunidad saco su espada, con un arranque de irá su brazo verde se estiró, consiguiendo apuñalar al que sujetaba al otro, matándolo en el acto y consiguiendo tirar a las dos bestias primate de la piedra usando el cadáver del apuñalado, su brazo tras esto volvió a la normalidad, pero no podía evitar mirar atemorizado de está, sin embargo la espada tembló, recordando que la maldición continuaba activa, aquejándolo un horrible dolor, consiguiendo que se retorciera en la roca hasta la inconciencia, más bestias llegaron al lugar dispuestas a devorar al extraño, pero fueron asustados por el arguettiss gigante, el enorme arácnido tomo a Marloc, subiéndolo a su lomo con su jinete.

En otro lado, Lerios se mantenía pensativo, casi llegaban a la villa y los niños aún no despertaban.

—Vi a un grupo de Angules cerca de donde lo deje — pensaba en voz alta — seguramente ya debieron haberlo despedazado, es una lastima, pero nadie puede estorbar en el resurgir de los verdaderos herederos del trono.

Sus dudas parecieron desvanecerse al verlo de tal manera y continuo a la villa sin remordimiento de sus actos.

Will I Become A Monster?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora